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Amnistía Internacional, rechaza encarcelamientos por orientación sexual

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Teniendo como oradores a los principales abogados de derechos humanos de Chile, Andrés Aylwin y Nelson Caucoto, Amnistía Internacional lanzó ayer en Santiago su Informe Anual 2003 con una emotiva y sobria presentación.

Bajo el título “el pasado dice cosas que interesan al futuro”, el texto registró diversos casos de violaciones a los derechos humanos perpetrados el año anterior en 151 países y territorios.

El fenómeno, especificó AI, se expresó en ejecuciones extrajudiciales y/o homicidios ilegítimos, encarcelamientos por conciencia, detenciones sin cargo ni juicio, dictación de penas de muerte, abusos por parte de grupos armados de oposición, desapariciones y malos tratos o torturas, siendo esas dos últimas formas ocurridas en Chile.

Entre las diversas peticiones formuladas por AI a los gobiernos y Estados, resumidas en el respeto global e integral de los derechos humanos de todas las personas, destaca para las minorías sexuales un llamado a impedir cualquier tipo de encarcelamiento por orientación sexual o por cualquier otra situación sociocultural o individual.

“Amnistía Internacional trabaja en contra de los abusos graves contra el derecho a no sufrir discriminación. La organización considera presos de conciencia a las personas encarceladas únicamente por motivos de raza, sexo, orientación sexual, religión u origen étnico (…) Pedimos la liberación incondicional e inmediata de todos los presos de conciencia”, señaló el informe del organismo.

Siguiendo la línea, AI abogó por erradicar la discriminación que afecta a todos sectores minoritarios y asoció tal fenómeno a una nueva definición de seguridad, criticando de paso la limitación de ese concepto a la defensa nacional.

Para AI la inseguridad se expresa en pobreza, discriminación y desigualdades educacionales y de salud. “Atajar esas fuentes diversas de inseguridad exige que gobiernos y comunidad internacional inviertan en derechos humanos, se comprometan con todos ellos: los económicos, los sociales, los culturales, los civiles y los políticos.”, indicó AI.

MINORIAS SEXUALES EN CHILE

En su informe mundial, AI hizo referencia sólo a los encarcelamientos arbitrarios contra homosexuales perpetrados en Egipto y, en consecuencia, no consideró los derechos humanos de las minorías sexuales criollas. Sobre el tema el director de AI Chile, Sergio Laurenti, aclaró que este año su organización elaborará un informe más específico sobre este país, el cual si incluirá a los homosexuales teniendo por base el primer estudio sobre la materia efectuado el año pasado por el Movilh.

“Es completamente comprensible que los derechos humanos de los homosexuales chilenos estuvieran ausentes de un informe que cubre todo el mundo y en especial si se considera que nuestro estudio terminó su redacción cuando el de AI ya estaba editado”, señaló el presidente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Rolando Jiménez.

“Al margen de ello, el informe de AI es el más importante registro de los derechos humanos a nivel mundial y la inclusión de los temas de la discriminación y de una nueva concepción sobre la seguridad, demuestran sin lugar a dudas el compromiso de Amnistía con las minorías sexuales”, agregó.

Así es como AI detalla en su informe el importante papel que jugó el 2002 en Egipto en favor de personas perseguidas por su orientación sexual, en Australia donde AI celebró la conferencia Mundial de Derechos Humanos que congregó a activistas homosexuales y en Filipinas donde apoya una legislación antihomofóbica.

Y aunque no es parte del informe mundial, en Chile AI adhirió el año pasado a dos informes elaborados por el Movilh: uno de derechos humanos y otro referido al incendio de la discoteca gay Divine de Valparaíso donde en 1993 murió casi una veintena de personas.

“Sólo podemos agradecer el apoyo de AI a nuestra causa y valorar y felicitar el trabajo que desde hace 20 años efectúan en Chile en beneficio de los derechos humanos”, puntualizó Jiménez.

EL DISCURSO DE AYLWIN

Junto con criticar y pedir soluciones a las injusticias que padecen los presos y los indígenas en el país y denunciar que diversos atropellos perpetrados bajo el gobierno de Augusto Pinochet aún no son sancionados por los tribunales, la vicepresidenta AI-Chile, Ana Piquer, afirmó que la justicia sólo es posible “sin olvido, con reparación y con el reconocimiento de que tras cada cifra de violación de los derechos humanos existen personas y familias con historias concretas”.

La intervención de Piquer al momento del lanzamiento del Informe en la Universidad de Chile fue acompañada de los discursos de los abogados Nelson Caucoto y Andrés Aylwin, quien en una parte importante de su intervención se refirió a los sectores discriminados, como se expone a continuación:

“Desgraciadamente los avances (…) en la conciencia y en la conducta ética de la humanidad (…) no son obstáculo para que como norma general se mantenga una preocupante realidad de violaciones a los derechos humanos en la mayoría de los países”.

“Claramente la raíz más profunda de estas violaciones se encuentra en la incapacidad de los seres humanos, o de gran parte de ellos, para aceptar la diversidad y al diferente. De ahí surge la concepción de la necesidad y justificación de aplastar al distinto, incluso de eliminarlo físicamente, expresado ese sentimiento en quienes gobiernan, en quienes se sienten intérpretes de verdades únicas. Ello implica la realización de políticas represivas tendientes a evitar que el diferente se manifieste como verdadero ser humano pensante y, mucho más, en impedir que algún día el distinto y el discriminado puedan convertirse en una alternativa de poder o detentador de una cuota importante de poder”.

“No sabemos en que exacta medida estas políticas de aplastamiento del diferente esconden ansias de poder personal o grupal disfrazadas de motivaciones superiores –familia, patria, fe religiosa-, pero lo cierto es que las políticas represivas basadas en discriminaciones conducen a los más graves atropellos a la vida, la integridad física, la libertad o la dignidad de millones de personas”.

“Entre las muchas expresiones de políticas represivas ocurridas en el 2002 el informe (de AI) denuncia las que se han practicado por razones sociales, políticas, sexuales y especialmente religiosas. Este último aspecto no deja de ser sorprendente, pues en el nombre de Dios –de por sí expresión de perfección y bondad- es que se ha perseguido y se sigue persiguiendo a personas que practican otras religiones o que no practican ninguna”, puntualizó el ex diputado Aylwin.

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