Desconocer los aportes de Chilevisión en materia de los derechos humanos de las minorías sexuales, sería sólo síntoma de una postura miope y exageradamente emocional, que algunos mal intentan justificar o racionalizar dada la actual coyuntura.
Si es que la Comisión de Etica de la Corte Suprema descubre o determina que el juez Daniel Calvo estuvo involucrado en alguna acción que lo inhabilitaba para continuar en el Caso Spiniak y, más aún, que desacredita su continuidad en el poder judicial, es preciso recordar en ese momento el tipo de antecedentes aportados por quienes ventilaron la vida privada del magistrado para evitar auto-justificaciones erróneas.
Las presuntas irregularidades o incapacidades personificadas en Calvo y manejadas hoy públicamente no tienen relación, en el estricto ámbito de aporte probatorio, con lo expuesto por Sebastián Rodríguez, ni con los iniciales enfoques (los polémicos) otorgados por Chilevisión a la denuncia.
Ello porque si bien en sus opiniones Rodríguez dejó entrever posibles conductas pedófilas del juez, jamás aportó pruebas, mientras Chilevisión en ninguna de sus notas iniciales demostró tal posibilidad, considerando como sus principales e iniciales titulares el hecho de que Calvo fue un cliente del sauna “Sebastián”, condición que diversos magistrados de la Corte Suprema ya han desestimado para restar idoneidad profesional al juez.
Las posibles sanciones o reproches contra Calvo provienen de tres puntos esenciales: 1) el auto-reconocimiento del juez de que carecía de moral para juzgar a terceros, aseveración de alcances desconocidos y de variadas interpretaciones, pero que demostrarían su vulnerabilidad en las investigaciones sobre pedofilia, 2) El descubrimiento de pruebas que asocien al juez con conductas pedófilas y 3) la reservada reunión sostenida por el magistrado con el presidente de la UDI, diputado Pablo Longueira y el abogado de esa colectividad Gabriel Zaliasnik, un día después de haber asumido la investigación del caso Spiniak.
En caso de comprobarse que Calvo tiene “culpa” por algunos de los motivos expuestos, es de esperar que ello no sea interpretado por quienes denunciaron las escapadas del juez a un sauna gay como un triunfo, pues hasta ahora lo único que contribuyó a evidenciar la prensa masiva y Rodríguez es que el juez visitó ese espacio. El resto son rumores o hechos (reunión entre UDI y Calvo) que no guardan relación con la denuncia inicial ni tampoco con el tenor de los enfoques periodísticos dados a la misma.
Hilando fino y siendo justos, sería correcto afirmar que si el magistrado es culpable de algo, el conocimiento público de ello sería un efecto de los dichos de Rodríguez, toda vez que su denuncia desencadenó una investigación más acabada respecto a la idoneidad del juez.
Las consecuencias de un golpe noticioso, sin embargo, siempre son variadas y se escapan absolutamente de la nota periodística que las originó, en especial cuando la información primaria nada aportó para demostrar, en este caso, la incapacidad profesional del juez.
Es cierto que quizás la prueba más contundente para demostrar la invalidez o vulnerabilidad del juez en el caso pedofilia se desprenden de su afirmación “tengo tejado de vidrio”, pero también es verdad que existiera o no esa confesión, la noticia de todas formas la hubiera hecho pública Chilevisión, cuyo eje informativo primario se basó en la asistencia del magistrado a un sauna gay y siempre se buscó demostrar ese hecho, aunque fuera mediante cámaras ocultas que en ningún caso contribuyeron a visibilizar un delito.
Pero seamos sensatos. Dejando al margen las desconocidas causas que motivaron la denuncia de Rodríguez y el rechazo que sus dichos erráticos e infundamentados provocaron a nivel ciudadano, Chilevisión no puede bajo ningún punto de vista calificarse como un medio homofóbico.
En su historia mediática, Chilevisión se ha caracterizado por ser el canal más liberal y aperturista a los temas relacionados con las minorías sexuales, enfocando sus noticias desde miradas serias, profundas, realistas y jamás generalizadoras, uno de los principales vicios que en la actualidad presentan otros medios cuando se refieren a los homosexuales.
Desconocer los aportes de Chilevisión en materia de los derechos humanos de las minorías sexuales, sería sólo síntoma de una postura miope y exageradamente emocional o irracional, que algunos mal intentan justificar o racionalizar dada la actual coyuntura.
Y si no fueron la homofobia y los prejuicios los cuales explican el tipo de enfoque dado a la denuncia de Rodríguez, el móvil del canal seguramente fue su intención de catapultarse definitivamente como el poseedor del verdadero y más potente periodismo de investigación de la pantalla chica, característica reconocida en diversos circuitos.
El problema es que en el caso del juez Calvo tal intención no midió métodos, ni consecuencias, las cuales fueron incómodas o lamentables para el movimiento homosexual chileno principalmente por el enfoque otorgado. Enfoque que por los demás es bastante distinto a las justificaciones posteriores dadas por la directiva del Canal.
Las comprensiones en torno a este hecho deben ser, en consecuencia, mutuas. Ello pasa porque el movimiento de las minorías sexuales reconozca que tras la denuncia de Chilevisión no hubo una intención homofóbica, aunque pudo provocarse tal efecto. El canal, por su parte, debiera entender que las organizaciones gays no tienen motivo para dar una interpretación o validez periodística a una denuncia que tocó una de sus más delicadas fibras: la exposición de la vida sexual y privada de una persona sin su consentimiento.
Los intereses de Chilevisión y de las minorías sexuales fueron, al menos en el caso de la denuncia de Rodríguez, contrapuestos y no tiene porque existir concordancia por el simple hecho de que uno es un medio de comunicación y el otro un movimiento social. Lo importante es que al margen del reconocimiento de esa diferencia, que tiene tintes de “intereses corporativistas”, ningún sector emita juicios livianos respecto al otro, pues ya está visto que ello sólo enturbia la armonía y la transparencia en nuestra sociedad.