Periodismo de descubrimiento: CON OTROS OJOS Y OTROS OÍDOS

Las personas no podrían entender, adaptar, ni modificar la realidad si sólo dispusiéramos del producto informativo del periodismo conservador de “encubrimiento” y de negación del otro/a, a través del cual se nos ofrece una apreciación de la realidad sesgada, incompleta y reducida.

Por Margarita Pastene, Directora Escuela de Periodismo, USACH.

Margarita Pastene

La democratización es un proceso social que sólo es posible alcanzar con la fuerza y la práctica decisiva de toda la sociedad, sin limitaciones de ninguna especie. Cada cual debe asumir responsabilidades y generar sus propias fuerzas para impedir ser negados/as y, sobretodo, estar alertas para no caer en la tentación cotidiana de negar a otros/as.

Los procesos de democratización se generan en el propio seno de la sociedad civil y esta debe reconocer su importancia como protagonista social en nuestros días, rol que por cierto es intransferible. De allí que resulta interesante y alentador constatar que diversos grupos de nuestra sociedad civil, perdiendo temores y ejerciendo sus derechos civiles, muestren sus competencias y generen una dinámica distinta para contrarrestar el limitado escenario informativo nacional, permitiéndonos una visión alternativa, real y efectiva de nuestras realidades.

Se trata de acciones concretas de nuestra sociedad civil, constituida por agrupaciones de ciudadanos y ciudadanas sin fines de lucro, independientes de las esferas estatales y cuyos objetivos son más bien fines de bien público, tales como la protección del medio ambiente, los derechos humanos, la defensa de las diversidades y la promoción de espacios de libre expresión para las minorías.

Esos espacios se han ido concretando a través de medios de comunicación alternativos que desarrollan un periodismo de “descubrimiento” y que están cumpliendo una función gravitante si se trata de alcanzar una sociedad integradora, democrática, amplia y solidaria.

Lorenzo Gomis plantea que el periodismo interpreta la realidad social para que la gente pueda entenderla, adaptarse a ella y modificarla, si fuese necesario. Sin embargo, las personas no podrían entender la realidad social, ni adaptarse a ella, ni menos modificarla, si sólo dispusiéramos del producto informativo del periodismo conservador de “encubrimiento”, de negación del otro/a, a través del cual se nos ofrece una apreciación de la realidad sesgada, incompleta y reducida, lo cual en definitiva significa que lo proyectado a través de los medios tradicionales no es saludable para nuestras relaciones humanas.

Si se considera que los medios tienen una importancia decisiva y que podrían contribuir a los cambios sociales, es preciso revisar, de manera crítica, lo que ocurre al interior de los propios medios y en el ejercicio del periodismo propiamente tal.

El periodismo sólo será eficaz y creíble cuando su actividad incluya a todo el público en su conjunto y ese público, a su vez, apoyará a su medio cuando lo perciba no sólo como el órgano de prensa del que recibe información, sino también cuando lo sienta como un colaborador suyo.

Desde esa perspectiva es muy importante que los medios alternativos que se proponen realizar una labor integradora, descubran una perspectiva nueva de noticia para así observar e interpretar la realidad cotidiana “con otros ojos y otros oídos”, apartada de estridencias, de la espectacularidad y del oficialismo. Ello, porque la noticia, lo novedoso y lo nuevo se encuentra a la mano, en cada momento del quehacer cotidiano de hombres y mujeres, que van conformando nuestra cultura, nuestra realidad.

Es fundamental, en esa línea, que el trabajo periodístico integrador -y no de automarginación-, se consolide como parte de un proceso de democratización, generado y legitimado por la propia sociedad civil. Allí es donde se debe gestar una nueva forma de interpretar la realidad, una manera distinta de observar nuestro entorno y para lo cual se requiere de la capacidad de reconocer la grandeza de la “doble mirada”.