MOVIMIENTO LGTB Y ACUSACIONES DE PEDOFILIA

La falsas acusaciones de delitos o faltas de tipo sexual son las que históricamente han usado los sectores homofóbicos o transfóbicos para canalizar su odio a las minorías sexuales y el movimiento LGBT bien sabe de ello. Por tanto, y con mayor razón, Silvia Parada es hasta ahora sólo una acusada, ni culpable ni inocente.

Las denuncias contra la ex presidenta de Traves Chile, Silvia Parada, de presuntos abusos sexuales de menores han dejado al descubierto que una parte del activismo lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT) es poco solidario, olvidadizo de los componentes y/o estrategias homo/transfóbicas de nuestra sociedad y, peor aún, inmoralmente irresponsable, como bien ya lo indicó un articulo de este periódico.

Poco solidario porque a excepción de una organización, el resto ha expresado nulo interés por asegurar que el trato a recibir por Parada en el recinto donde se encuentra recluida esté libre de discriminación o atropellos en relación a su identidad de género, lo cual tiene altísimas probabilidades de suceder dado el tipo de acusación que pesa en su contra y a la luz del modo denigrante como la prensa ha difundido la noticia, generando un clima social doblemente hostil.

Tan hostil que incluso hoy, haciendo un copy paste de diversas opiniones que están en otros contextos, La Nación Domingo hizo figurar a un artículo de OpusGay.cl como un repudio a la identificación de Parada con la derecha política (es decir como un ataque más en su contra), cuando lo único que se buscó fue visibilizar que la prensa ha censurado este hecho.

Un hecho que fue de conocimiento público de todos los medios de comunicación y el mundo político, todos los cuales hicieron fiesta de la cercanía de Joaquín Lavín con la población transexual liderada por Parada, mostrando a una derecha liberal o aperturista. Pero esta misma Derecha no ha movido un dedo para ayudar en uno de sus momentos más complicados y difíciles a quien fuera y es una de sus dirigentes sociales.

Asegurar un trato digno y humano a cualquier recluso/as es un deber de toda organización que se jacta de defender los derechos humanos, más aún si el/la afectado/da es vulnerable en razón de alguna condición social, cultural o, en este caso, de identidad de género.

Las acusaciones de delitos o faltas de tipo sexual son las que históricamente han usado los sectores homofóbicos o transfóbicos para canalizar su odio a las minorías sexuales y el movimiento LGBT bien sabe de ello. En la mayoría de los casos de alumnas/as LGBT expulsados/as los directivos han acusado faltas sexuales en los colegios y lo mismo ha sucedido con quienes han padecido discriminación laboral, como fue el atropello de un policía gay acusado de pedofilia que luego la justicia determinó que era inocente.

Olvidándose de este típica estrategia homo/transfóbica, que podría o no afectar a Silvia, y pasándose por alto que hasta el momento Parada es sólo una acusada, y no culpable o inocente, una organización transexual (Sindicato Amanda Jofré) acusó esta semana a través de los medios a la ex presidenta de TravesChile de conductas pedófilas en el pasado.

Inmoral e irresponsable es esta declaración por varios motivos.

Primero porque se hace cuando Parada tiene nulas posibilidades de defenderse y cuando se encuentra en una condición de vulnerabilidad especial, donde todo lo dicho en su contra, será fácilmente asimilado como cierto por la opinión pública, aún cuando pudiera ser falso.

Segundo, porque una organización que defiende los derechos humanos de cualquier sector social no puede permitir, aceptar, ni tolerar la pedofilia, siendo su deber denunciar a tribunales cualquier sospecha o hecho que conozca al respecto, de lo contrario se es directa o indirectamente cómplice de un delito. Y se repite: cómplice de un delitos. Las preguntas son ¿por qué Amanda Jofré no denunció la presunta “pasada pedofilia” de Parada y lo hace ahora? ¿Estará o no esta organización hablando con la verdad?

Las acusaciones de pedofilia son una de las más graves y funestas que pueden afectar a cualquier persona, y si caen sobre un activista de las minorías sexuales son particularmente dañinas, dado el prejuicio y discriminación existente que predisponen a creer en ellas sin necesidad de corroborarlas o cuestionarlas.

Afectar la honra o la integridad de personas vinculándolas a supuestos delitos es una práctica maliciosa e inmoral si es que la denuncia no es formalizada ante la justicia con las pruebas suficientes que la sustenten. Ello por cuanto el hecho denunciado no pasa de ser una opinión irresponsable, un rumor, un cahuín mal intencionado que puede esconder otros fines, pero que de paso provoca efectos graves en la calidad de vida de quien es injustamente acusado/a

Si la justicia determina que Parada es inocente ella bien podrá querellarse por injurias y calumnias contra quienes la han acusado de abusos contra menores. Y sería muy bueno que así lo hiciera, en especial porque tiene en los recientes archivos de prensa las pruebas para demostrarlo, demostración de la que antes carecía pues las acusaciones eran un rumor sin personas denunciando con nombre y apellido.

Y si es culpable, desde otro ángulo, el movimiento LGTB deberá asegurar que esta ex líder transexual reciba un trato libre de discriminación basada en la identidad de género. Un grupo ya dio un primer paso. Es de esperar que otros, en especial aquellos con los cuales Parada tuvo buenas relaciones y cercanías, también lo hagan.

Para eso nacieron. Para prevenir o impedir que cualquier persona, independiente de la situación que esté viviendo, vea vulnerados sus derechos en razón de su orientación sexual o identidad de género. Y para un activismo genuino esa defensa es a toda prueba. No sólo en los momentos fáciles, sino también en los delicados y díficiles.