Este año algunos medios sacaron a relucir una antigua realidad: la existencia de playas frecuentadas por homosexuales. Uno de sus visitantes comenta en este Rincón de OpusGay sus aventuras en tales playas, a las cuales asisten gays en primavera, verano, otoño o invierno.
Por Lha Pavetti
La hora ideal para llegar a esta “playa gay” son las 4 PM, pues ya se encuentra la mayoría de la comunidad gay de la región. La idea es que te vean.
Cruzo la playa con mi cabeza muy erguida, cual una emperatriz en procesión, tratando de disimular como la arena me quema las patas. Muy “playa gay” será, pero la arena quema igual. Saludo a algunos conocidos, pues todos se ubican, pero no todos se saludan.
Voy en busca de unos amigos, quienes conocí la semana pasada en este mismo lugar. Al fin los encuentro, debajo de muchos litros de bronceador. Los abrazos y besos de rigor.
-¿A que hora te fuiste anoche? Es la pregunta primera que me hacen. Sobre todo el argentino, que simpatiquísimo…
Y contaba, con mucha gracia, que el día que llegó a Viña estaba muy sentadito en la Avenida Valparaíso con su mochila roja y todas sus mechitas decoloradas, fumándose un puchito y muy cruzadito de piernas. Cuando pasa un tipo cojo y jorobado y lo agarra para el gueveo por lo marica que estaba….el argentino se quejaba “che, si aquí hasta los deformes se creen con derecho a burlarse de los maricones!!!”
Una vez instalado con mi grupo me acuesto en mi toalla a observar con vista panorámica quienes están y con quien. Hay muchos cuerpos asoleándose, el 95 por ciento de ellos “MACHOS” y el resto las típicas mujeres amigas del gay, desenfadadas, compresivas y fieles a morir.
Noto la ausencia total de niños, pues cuando aparece una familia desubicada y se da cuenta que el ambiente es de puros hombres en short muy diminutos arrancan con sus cabros chicos “como ánimas que se las llevan el diablo”.
Que limpia mantenemos nuestra playa! Si pareciera que los gays no comenos, por lo menos no en la playa ¡No, no, no es sexy!
Preferimos cagarnos de hambre (¡como extraño esos pedazos de sandía que mi mamacita me daba cuando chico). Y pensar que esta playa no la inauguró Lavín y menos la bendijo el Obispo Medina. Quizás algún día lo hace.
Se aprecia mucha ternura y compañerismo con se aplican los bronceadores unos a otros. Pienso con nostalgia. Si hubiese existido esta playa cuando yo era joven no habría tenido que salir a lucir mis “encantos” en las playas gay de Río o Miami.
Interrumpe mis pensamientos una “loquita”.-¿Chiquillos, quieren freepass para la disco ?
¡Arreglado el panorama para la noche! De puro gusto me armo de valor y voy al agua, solo para mojarme los pies, la playa no es apta para el baño. Así que sólo saltamos las olitas pequeñas que llegan muy, muy a la orilla.
Estoy en eso cuando se acerca un chico. Yo no pierdo la oportunidad y le comento muy inteligentemente: br br br que fría esta es agua (mira que novedad para la Quinta Región.). Y él más inteligente me contesta: pero está menos fría que ayer. Listo el contacto.
Te enteraste de las copuchas del día, tomaste un bronceado maravilloso, tienes un amiguito nuevo y además un panorama para la noche. ¿Qué mas puedes pedir hoy por hoy? Y todo eso GRATIS en mi playa gay!