Uso y abuso de los estereotipos gays en el periodismo de espectáculos
Yerko Puchento, personaje que nació en el programa El Lunes Sin Falta, grafica todos los estereotipos sobre los gays de los cuales usa y abusa el periodismo de espectáculos, en especial los medios televisivos locales.
La estética y el estilo de Puchento, caracterizado por el actor Daniel Alcaíno, es el resumen caricaturesco de una gama de periodistas o comentaristas de espectáculos que han permitido, y en algunos casos potenciado, una ola de rumores en su entorno sólo para obtener los beneficios de la sintonía y mantenerse actual, como si el trabajo profesional desarrollado fuera ineficiente o poco importante.
El personaje de Alcaíno evidencia también la autoexposición abusiva y ridícula del periodista “fino” o “amanerado”, el cual se transforma en la noticia y es tachado como “gay”, aún cuando no lo sea.
El resultado es simple: el periodista gay y/o amanerado ocupa, sin duda, un lugar privilegiado en el circuito de la “fama” criolla. Su estilo es una de las tantas fórmulas de éxito de sintonía que los empresarios mediales se preocupan de fomentar, aún cuando algunas líneas editoriales consideren a las minorías sexuales como censurables.
[subir] |
De Yerko Puchento a lo real
Al escuchar el nombre de Gonzalo Cáceres viene a la memoria del promedio de los receptores un personaje “muy amanerado”. Muchos lo “adoran” y “felicitan” por ser como es y aunque Cáceres jamás ha declarado ser gay sube el rating por vender un estereotipo ambiguo.
Aunque nadie está obligado a visibilizar su orientación sexual, es absolutamente censurable que algunos periodistas o comunicadores abusen de su amaneramiento y lo expongan a la ridiculización pública sin asegurar el mínimo respeto hacia su estética o vida privada, lo cual daña de paso a las minorías sexuales.
Los compañeros de trabajo del “periodista fino” hacen lo suyo cuando la presión empresarial y editorial muestran los frutos de ridiculizar a las minorías sexuales. En el pasado Festival de Viña del Mar Alvaro Salas nominó (en “broma”) a Carlos Tejos como la reina del certamen y aunque su molestia no fue evidente ante las cámaras sí lo fue en los pasillos del Hotel O”Higgins. Pero eso de nada sirve.
Una de las excepciones es el periodista Italo Passalacqua, quien marca la diferencia no por haber hecho pública su orientación sexual, sino por su larga trayectoria en la prensa chilena.
Passalacqua es un profesional que jamás ha superpuesto los rumores sobre su vida privada a los contenidos que emite. El periodista es querido y a veces odiado por su profesión o por sus críticas directas y agudas y punto. El resto es un dato más.
Si Canal 13 hubiera transmitido sin cortes el capítulo de El Triciclo donde el profesional habló abiertamente de su orientación homosexual, se habría marcado un hito para la pobre y desaliñada televisión chilena. Sin embargo, el programa fue víctima de las tijeras de la estación católica que, por otro lado, no tiene reparos en crear y dar especial tribuna a un personaje como Yerko Puchento.