LESBIANAS CASADAS EN CANADA ASPIRAN A QUE ESTADO CHILENO RECONOZCA LEGALMENTE SU UNION

El año pasado Lina y Paulina se convirtieron en la primera pareja lésbica de América en contraer matrimonio. Hoy, cuando celebran felices su primer aniversario, el próximo sueño es que Chile reconozca el vínculo. Para ello elevaron personalmente una solicitud ante el consulado, instancia a la que acusan de darles “falsas esperanzas”.

Por Catalina Herrera y G.C

Paulina y Lina
Paulina y Lina

13 de julio, 2004 (OpusGay).- En el 2003 Lina Soto y Paulina Acevedo coronaron una de las principales luchas de las minorías sexuales en los países desarrollados, pues ante el interés de la prensa internacional celebraron en Ontario, Canadá, el primer matrimonio lésbico de América.

El impacto no tardó en tener un especial eco en algunos medios locales, pues Lina (43) y Paulina (37) son nada más, ni nada menos que chilenas, nacidas en Valparaíso y Concepción, respectivamente.

Aunque la alegría era predominante en la pareja, la exposición mediática del matrimonio tuvo más de algún costo familiar, pues los parientes de ambas en un comienzo hicieron todo lo posible por separarlas, mientras hoy aún no aceptan totalmente la relación.

La pareja comenta a OpusGay que ” quedó la cagá en Chile”, principalmente con la familia de Paulina, quien ha acusado a sus parientes de obligarla, cuando residía en este país, a llevar una doble vida que derivó en un matrimonio heterosexual y dos hijos.

Al conocerse el matrimonio lésbico en Chile “Paulina sólo contó con el apoyo de sus hermanas y sus hijos, mientras que yo conté con el respaldo incondicional de mi madre. Aparte de ello, estamos muy solas”, señala Lina.

El rechazo familiar no obstaculizó, sin embargo, que la pareja consolidara su amor y, más tarde, legalizara su unión en Ontario, cuyo Tribunal de Apelaciones dio el vamos al matrimonio homosexual a comienzos del 2003 al declarar inconstitucional una ley que definía a ese vínculo como exclusivo para enlaces entre hombre y mujer.

“Tras el matrimonio nos sentimos más seguras, más cercanas y cómplices. Somos muy unidas y hacemos todo juntas. Nos conocemos tanto que sabemos perfectamente lo que piensa cada una en cada momento y en cada situación”, indican Lina y Paulina tras celebrar el domingo pasado su primer aniversario en compañía de “otras tres parejas invitadas con quienes tomamos unos tragos”.

La lucha de estas mujeres, sin embargo, aún no ha cesado, pues aspiran a que nuestro Estado reconozca su unión, esperanza que se acrecentó cuando un funcionario del consulado de Chile en Ontario les afirmó que ello era posible. La respuesta final, sin embargo, fue negativa.

“UNA FALSA ESPERANZA”

En mayo pasado Lina y Paulina se dirigieron al consulado para solicitar formalmente que el Estado chileno reconociera su matrimonio.

El panorama en un comienzo no podía ser mejor pues el cónsul general de Chile en Ontario, Alex Geiger, las atendió personalmente y dialogó con la pareja por más de una hora.

El día que recibimos nuestro certificado de matrimonio internacional por parte del Gobierno de Canadá, partimos al consulado chileno sin previo aviso”, recuerda la pareja.

Paulina señala que “ellos ya estaban preparados para recibirnos de un momento a otro porque sabían que íbamos a ir al consulado. Incluso cuando nos casamos un funcionario de la oficina del cónsul nos llamó para preguntarnos si podría dar nuestro teléfono a los medios de comunicación en Chile”.

Aunque el cónsul ” se portó amable con nosotras y dijo que nuestro certificado era legal” la respuesta definitiva fue desalentadora para la pareja, pues no había ninguna posibilidad de registrar el matrimonio en Chile.

Al respecto Geiger explicó a OpusGay que “el matrimonio de nuestras compatriotas, no puede ser inscrito en esta oficina consular, puesto que nuestra legislación no contempla ese tipo de unión entre personas de un mismo sexo”.

Agregó, sin embargo, que “en una opinión personal pienso que estos temas tarde o temprano tendrán que ser debatidos por nuestra sociedad con altura de miras y respeto a todos los puntos de vista”.

Tales explicaciones no son del agrado de Lina y Paulina, pues acusan que un funcionario del consulado, Matías Ahumada, les había dado tiempo atrás esperanzas de que el matrimonio fuera reconocido en Chile.

“Dos días después que nos casamos ese funcionario nos contactó por teléfono para mencionarnos la idea. No felicitó y nos dijo que ´cuando tengan su certificado legal vienen a registrar su matrimonio al consulado y dejamos la escoba en Chile´” , sostiene la pareja.

El cónsul reconoció que la información proporcionada por el funcionario fue errónea. “Asumo que hubo un mal entendido. El tema de inscripciones de Registro Civil no es del ámbito de la competencia” de Ahumada,dijo.

A pesar de las explicaciones, y al hacer un balance de su relación con el consulado, la pareja lésbica es lapidaria en sus dichos. “Pienso que el cónsul nos hizo pasar a su oficina privada a modo de mantener la paz y la tranquilidad y evitar probables escenas, porque después de todo somos mujeres chilenas que viven aquí abiertamente su lesbianismo”, dice Lina.

Al margen de la “pobre explicación que nos dio el cónsul ” lo cierto es que el rechazo al reconocimiento se debe a que “Chile es un país con problemas de machismo extremo y de discriminaciones sociales, culturales, sexistas y raciales”, remató.

“EN CHILE SON SOLTERAS”

Desde sus inicios la lucha emprendida por Lina y Paulina ante el consulado estaba perdida, pues ” no existe en la actualidad ninguna posibilidad de reconocer en Chile un matrimonio homosexual”, explicó el abogado de la Clínica de Interés Público de la Universidad Diego Portales, Domingo Lovera.

“Para que un matrimonio contraído en el extranjero sea reconocido legalmente en Chile debe ser sometido conforme a las reglas locales. Una de las reglas esenciales del matrimonio en Chile, por ahora, es que este sólo puede ser celebrado entre un hombre y una mujer”, agregó.

En efecto, tanto en la antigua Ley de Matrimonio Civil que data del 10 de enero de 1884, como en la nueva norma promulgada el pasado 7 de mayo por el presidente Ricardo Lagos, todos los artículos hacen sólo referencia al vínculo establecido entre personas de sexo distinto.

Más aún, la nueva normativa, aprobada tras nueve años de debate parlamentario, establece como causal de divorcio o disolución del vínculo las conductas homosexuales.

En ese contexto, lo real es que es que en Chile Lina y Paulina “son consideradas solteras. En nuestro país son simplemente personas que tienen una relación reconocida por el derecho internacional, pero que aquí no tiene efecto alguno” , indica Lovera.

El abogado dice, en todo caso, que el consulado de Ontario podría reconocer a través de un documento que existe un matrimonio “al amparo de la legislación canadiense y para ello no habría problema. El punto es que ello no tiene efectos prácticos en Chile”.

Comprendiendo esa información, Lina y Paulina aseguran que de todas maneras “nuestra lucha no acabó en el consulado de Chile. La verdad es que estamos muy decepcionadas. Tenemos la sensación de que se nos puso un dedo en la boca porque nos habían dado falsas esperanzas el año pasado cuando nos casamos”.

Al respecto la activista del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Alejandra Romero, valoró y aplaudió la lucha emprendida por la pareja porque aún cuando “siempre hemos sabido que no hay ninguna posibilidad de reconocer un matrimonio homosexual en Chile, los pasos que están dando Lina y Paulina sirven para potenciar el debate sobre tales materias”.

Junto con recordar que el Movilh ingresó el 2003 al Congreso el Proyecto de Unión Civil entre Personas del Mismo Sexo, el cual aunque no es matrimonio de ser aprobado derivaría en el reconocimiento de algunos derechos otorgados a vínculos homosexuales contraídos en el extranjero, Romero puntualizó que al margen de la legalidad o ilegalidad de una demanda “la lucha es siempre lógica, válida y justa si aspira a la igualdad de derechos, y sin duda, eso es lo que buscan Lina y Paulina”.

Y es que como puntualizaron Lina y Paulina “nosotras continuaremos nuestra lucha junto a organismos como el Movilh, el cual interviene a nivel político y de gobierno, lo cual corresponde para obtener algo que beneficie a todo el pueblo chileno, sin importar color de piel, clase social, sexo, credo o preferencias en cuanto a estilos de vida”.

LAS MIRADAS DE UNA PAREJA LESBICA

Lina, quien vive en Canadá desde 1984, y Paulina, que llegó a ese país en el 2002 (tras haberse conocido ambas en 1973) están muy atentas a la homofobia y a las luchas y avances que registran las minorías sexuales en Chile.

Aquí la visión de la pareja respecto a los temas relacionados con los homosexuales criollos.

Caso jueza Karen Atala : “La jueza ha sido muy valiente y va pasar a los libros de nuestra historia lésbica como una heroína”.

Caso de Gabriela, estudiante expulsada del colegio por ser lesbiana: “Da vergüenza y pena saber algo así de nuestro país. Aquí la gente no lo puede creer. La estudiante que apareció en la prensa a raíz de la discriminación fue muy valiente. Eso hace que se me devuelva el orgullo y el cariño por mi país”.

Lucha del movimiento homosexual chileno: “Nos da mucha alegría ver que están organizados tan bien y desde hace tanto tiempo. Nos gustaría poder aportar más con ellos y ellas. Creemos que son muy vanguardistas”.

Homofobia : “Es tremendamente deplorable que todavía exista tanta discriminación especialmente con aquellos grupos “visibles” como son las transgéneros, madres solteras y lesbianas ´amachadas´”.

Mensaje a las lesbianas chilenas : “Es necesario que las mujeres profesionales que son lesbianas salgan del clóset y sirvan de ejemplo para otras que prefieren perderse y vivir una doble vida llena de infelicidad y frustraciones”.

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