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Diversas secciones de La Cuarta, a excepción de las policiales, han otorgado cobertura a temas relacionados con los intereses y necesidades de los sectores populares cumpliendo una labor social hasta ahora única en los circuitos comunicacionales.
Es gracias a La Cuarta que muchas personas de escasos recursos económicos lograron identificarse, y en consecuencia interesarse, en obtener a través de la lectura informaciones sobre el acontecer noticioso nacional.
Con el mismo espíritu, representantes del periódico han abierto sus puertas para conversar con líderes de los sectores minoritarios (homosexuales o personas con discapacidad) a fin de intercambiar opiniones y definir un marco de calificativos básicos para referirse a los grupos discriminados sin caer en daños graves contra los derechos humanos.
Aun cuando el ingenioso y a veces divertido vocabulario de La Cuarta, su característica principal, en variadas ocasiones está a años luz de lo que los sectores minoritarios anhelan para el tratamiento otorgado a sus noticias, la posibilidad brindada por ese periódico de variar, modificar o suprimir calificativos “muy agresivos”, es un gran aporte para la hasta ahora idealista retroalimentación entre emisores y receptores.
La Cuarta es, empero, el periódico que lleva la batuta en el abuso de interpretaciones sociológicas y psicológicas sobre los casos de corte policial, pues da explicaciones burdas y simplistas respecto a las causas y efectos de los delitos.
“Asesinó a su esposo por una cazuela” o ” Mató a amigo porque no pagó deuda” , son titulares tipo de uno de los diarios más leídos de Chile que sesga los verdaderos motivos y el entorno social y cultural de las víctimas y victimarios de un suicidio, asesinato o violación.
Los delitos protagonizados por personas con orientación homosexual son emblemáticos al respecto, pues siempre se resalta la identidad sexual de algún psicópata, como si esa fuera la causa de sus desequilibrios.
Podría ser curioso que siendo la sección policial el fuerte de La Cuarta, ese sea el ámbito donde se presentan las mayores inexactitudes, las cuales van desde redacciones seudosociológicas y seudojurídicas a errores básicos relacionados con el nombre de los involucrados o con los detalles que rodean una noticia. Las licencias del periódico en esa materia quedan claras, sin embargo, al considerar que las fuentes primordiales de los casos policiales son personas de escasos recursos económicos y con casi nulas posibilidades de efectuar denuncias.
Al igual que la mayoría de los medios de comunicación, La Cuarta obedece a las leyes del mercado, prevaleciendo el criterio de vendibilidad que este caso es asegurado precisamente por el sensacionalismo policial .
Siendo justos, el sensacionalismo de La Cuarta no obedece un percepción propia o inconexa de la cultura en la cual se inserta. Si el periódico tiende resaltar sólo el carácter sexual o procreador de las mujeres o la homosexualidad de un delincuente, ello se relaciona precisamente con los niveles de conservadurismo e ignorancia existentes en nuestra nación.
Aun cuando el ingenioso y a veces divertido vocabulario de La Cuarta, su característica principal, en variadas ocasiones está a años luz de lo que los sectores minoritarios anhelan para el tratamiento otorgado a sus noticias, la posibilidad brindada por ese periódico de variar, modificar o suprimir calificativos “muy agresivos”, es un gran aporte para la hasta ahora idealista retroalimentación entre emisores y receptores.
La Cuarta es, empero, el periódico que lleva la batuta en el abuso de interpretaciones sociológicas y psicológicas sobre los casos de corte policial, pues da explicaciones burdas y simplistas respecto a las causas y efectos de los delitos.
“Asesinó a su esposo por una cazuela” o ” Mató a amigo porque no pagó deuda” , son titulares tipo de uno de los diarios más leídos de Chile que sesga los verdaderos motivos y el entorno social y cultural de las víctimas y victimarios de un suicidio, asesinato o violación.
Los delitos protagonizados por personas con orientación homosexual son emblemáticos al respecto, pues siempre se resalta la identidad sexual de algún psicópata, como si esa fuera la causa de sus desequilibrios.
Podría ser curioso que siendo la sección policial el fuerte de La Cuarta, ese sea el ámbito donde se presentan las mayores inexactitudes, las cuales van desde redacciones seudosociológicas y seudojurídicas a errores básicos relacionados con el nombre de los involucrados o con los detalles que rodean una noticia. Las licencias del periódico en esa materia quedan claras, sin embargo, al considerar que las fuentes primordiales de los casos policiales son personas de escasos recursos económicos y con casi nulas posibilidades de efectuar denuncias.
Al igual que la mayoría de los medios de comunicación, La Cuarta obedece a las leyes del mercado, prevaleciendo el criterio de vendibilidad que este caso es asegurado precisamente por el sensacionalismo policial .
Siendo justos, el sensacionalismo de La Cuarta no obedece un percepción propia o inconexa de la cultura en la cual se inserta. Si el periódico tiende resaltar sólo el carácter sexual o procreador de las mujeres o la homosexualidad de un delincuente, ello se relaciona precisamente con los niveles de conservadurismo e ignorancia existentes en nuestra nación.