LA CARA OCULTA DE LAS MINORIAS SEXUALES: MUJERES QUE QUIEREN SER HOMBRES

Nacieron mujeres, pero dicen que su cuerpo es un disfraz. Algunos se han operado para cambiar su sexo. Es el sector más oculto en todo el mundo y uno de los grupos que más interrogantes produce a los científicos. Tras semanas de seguimiento OpusGay obtuvo el testimonio de tres chilenos que han padecido una fuerte discriminación.

Por C.H y A.R

Integrante del grupo MaH de Barcelona en una manifestación del 28 de junio
Integrante del grupo MaH de Barcelona en una manifestación del 28 de junio

26 de agosto, 2003 (OpusGay).- Andrés tiene 40 años y es taxista. Al igual que sus colegas cada día recorre las calles de Santiago en busca de pasajeros y de los ingresos para mantener a su familia, compuesta por su esposa y su madre.

Andrés, sin embargo, es diferente a sus compañeros de trabajo y a sus amigos. “Nací mujer y sólo después de operarme logré ser el hombre que hoy soy”, dice con alegría y dejando en el pasado el infierno que viví cuando supe que había nacido en un cuerpo equivocado”.

La realidad de Andrés es la más oculta de las minorías sexuales en todo el mundo y las pocas veces que ha sido abordada a través de los medios chilenos nunca ha sido bien tratada.

“Siempre son más públicos quienes nacieron hombres y desean convertirse en mujeres, pero los casos inversos como el mío no son expuestos”, indica el taxista.

Según clasificaciones científicas consensuadas a nivel internacional, Andrés es una transexual, es decir una persona que desde pequeña expresó el “deseo irreversible de pertenecer al sexo contrario” al de nacimiento opte o no por una operación para modificar su cuerpo. “Antes de operarme oculté como pude cualquier rasgo que me identificara como mujer, lo cual es muy difícil porque debí presionar con telas los senos”, comenta este hombre que durante varios años de su vida experimentó esa “desagradable experiencia”.

NIÑEZ

En Chile, como en muchos países, los transexuales han sido mal llamados travestis. Incluso hasta las organizaciones de minorías sexuales que intentan representar a este sector confunden ambos conceptos.

En términos científicos un travesti es quien disfruta, en determinadas ocasiones, vestirse con ropas del sexo opuesto, pero sin tener el deseo de convertir su identidad y menos de creer que nació en un cuerpo equivocado, como sí ocurre con los transexuales.

En la jerga del movimiento homosexual, en especial de los países desarrollados, quienes desean convertirse a hombres son denominados MaH (mujer a hombre), y a mujeres, (HaM). Ambos reciben el nombre de transexuales y quienes desechan una adaptación completa o parcial de su sexo de nacimiento también pueden llamarse transgéneros.

Mientras las transexuales (HaM) hoy tienen voz en el país a través de organizaciones como Afrodita, TravesNavia y TravesChile, los transexuales (MaH) jamás han tenido algún canal de expresión en Chile, ni siquiera en los diversos intentos que han existido para organizar a las lesbianas.

“Las lesbianas nos discriminan mucho. Porque somos más masculinos nos llaman camionas o marimachas. Por suerte yo me pude operar y ahora no tengo que darle explicaciones a nadie. Incluso estoy felizmente casado con una mujer heterosexual. El problema más grave lo enfrentan quienes no pueden o no quieren operarse”, dice Andrés.

Es el caso de Camilo, registrado aún en su carné como Camila. ” Desde chico jugué con niños porque por algún motivo me entretenía más con ellos y mis gestos eran más bruscos. Por lo mismo de pequeño se burlaban de mí y me decían marimacho” , dice a sus 19 años.

Ni los vestidos, ni el maquillaje, ni los anillos, ni los collares “jamás fueron para mí. Cuando comenzaron a crecerme las pechugas me fui sintiendo cada vez peor. Pensaba que mi cuerpo me distanciaba de lo que sentía en el corazón”.

Al percatarse de particularidades que iban en aumento, los padres de Camilo fueron asumiendo que su “hija” era lesbiana. “Por suerte lo aceptaron. Hasta lo supieron antes que yo, porque en realidad primero me di cuenta que quería ser hombre y después, mucho después, despertó mi interés por las mujeres”.

No ocurrió lo mismo con Roberto. “Mi familia siempre me recriminó. Una vez, tenía como 10 años, rompí mi vestido y me hice unos pantalones. Mi papá me sacó la cresta con un cinturón. Me gritaba que era maricona y sucia. Desde ahí me fui criando solo. Dormí muchas veces en las calles y a los 14 años comencé a trabajar en la tienda de ropa de una vieja lesbiana que conocí en la Plaza de Armas”.

Roberto, que a sus 25 años se desempeña como zapatero, se ha conformado con ser mirado como “un bicho raro”. “No tengo plata para una operación, ni tampoco el ánimo para disfrazarme de mina, porque en el fondo no lo soy. Como mis gestos son amachados y mi cara también, antes pasaba colado por esos cabros medios ambiguos que se visten de negro. Ahora, con más años, no pasa eso y como tengo las tetas muy chicas la gente me mira en la calle una y otra vez, como averiguando si soy hombre o mujer”.

AMOR Y SEXUALIDAD

“Fue asqueroso”, yo casi vomité”, “pensé que me iba a morir”, son las palabras que automáticamente afloran de Andrés, Camilo y Roberto cuando recuerdan su primera menstruación.

Para ellos el trauma no fue la sangre, sino asemejarse cada día más a un sexo del cual renegaban y a un cuerpo que consideraban un disfraz.

En rebeldía Andrés, cuyo nombre original no quiere mencionar, comenzó a exacerbar los gestos que para él eran expresión de masculinidad. “Escupía, tomaba mucha cerveza, caminaba con las piernas muy abiertas y me puse géneros entre las piernas: deseaba un pene para penetrar una mujer. En un momento me estaba volviendo loco, pero esa etapa ya pasó”.

En "Los chicos no lloran" la actriz Hilary Swank (derecha) asumió el papel de hombre e intentó conquistar a una mujer (Chloe Sevigny)
En “Los chicos no lloran” la actriz Hilary Swank (derecha) asumió el papel de hombre e intentó conquistar a una mujer (Chloe Sevigny)

La primera experiencia sexual del “taxista” fue con una lesbiana. “Estuvimos juntos como tres meses, pero ella se avergonzaba de mí y se burlaba de mi forma de ser a mis espaldas con sus amigas. Luego (comenta con llantos) uno de mis amigos me violó. Fue horrible, me sentí neurótico y hasta intenté matarme”.

A diferencia de Andrés, que logró finalmente encontrar su felicidad en el “mundo heterosexual”, Camilo y Roberto han insistido en buscar aceptación en ambientes frecuentados por lesbianas.

“A veces me pongo cosas de mujeres para enganchar con alguna lesbiana, pero en la cama me comporto como un hombre y eso distancia a las minas. Con decirte que el año pasado una chica casi lloró porque empezó a creer que antes había sido un hombre y que me había operado “, dice Camilo.

La realidad de Roberto es más traumática . “Aún soy virgen. Siento que todos me odian y que nadie quiere estar a mi lado. He visto a muchos psicólogos, pero ninguno me sirve. Voy a discotecas para tener amigas lesbianas y me hacen la cruz. Ellas son muy crueles con nosotros. Es cosa de ver los avisos en internet de lesbianas que buscan pareja: todas rechazan a las amachadas… El mundo es una mierda y yo me siento una mierda”.

LESBIANAS CHILENAS Y TRANSEXUALIDAD

La dirigente del Comité de Izquierda por la Diversidad Sexual y una de las fundadoras del Area Género del Partido Comunista Chileno, Tatiana Mora, reconoce que el tema de los MaH no “ha sido abordado en Chile. Hay complicaciones en el mundo lésbico que lleva a discriminarnos entre nosotras mismas”

Tal realidad es reconocida también por la página chilena Safolesbos. “Me parece, por decir lo menos, insólita la inconsecuencia de quienes se llenan la boca con discursos pro-tolerancia, anti-discriminación y que por bajos fondos practican exactamente lo contrario. No es extraño escuchar el rechazo irracional de algunas lesbianas femeninas por las llamadas “camiones”, de estas por los gays, de los gays por las mujeres, de las mujeres por los hombres, de muchos por los bisexuales, de lesbianas por los “machos”, haciendo generalizaciones que rayan en la ignorancia”, indica el sitio en una de sus columnas firmada con el seudónimo Krazy Kat.

La discriminación horizontal alcanza niveles dramáticos en los chat y en páginas nacionales y extranjeras para lesbianas que tienen por fin buscar pareja o amigas. “Quiero gente normal, no amachadas”, ” Sólo mujeres femeninas, me apestan las camionas”, ” Busco señoritas, no falsos y enfermos señores” , son algunos de los requisitos típicos de algunas mujeres que buscan contactos con personas del mismo sexo.

Sobre la materia el sitio Safolesbos (http://www.clix.to/safolesbos) considera que ” no es digno plantearse como una persona abierta de mente y tolerante cuando se desprecia la diferencia por simple desconocimiento. No todas las personas somos iguales y ahí la riqueza del ser humano, porqué no valoramos eso en todos los niveles. Somos nosotros mismos quienes nos forjamos el camino hacia la aceptación, pero no lo vamos a lograr si en círculos más estrechos criticamos y ofendemos a otros por ser distintos”.

Para contrarrestar los problemas que atraviesan los MaH, Mora aclara que en caso de tener contactos con ese grupo ” vamos a hacer todo lo posible para que sean visibles y los compañeros transexuales puedan ejercer su derecho de organizarse”. La auto-representación de los MaH pareciera sin embargo ser una realidad muy lejana en Chile, no sólo por los altos niveles de discriminación, sino también por la carencia absoluta de referentes sobre el tema. No en vano muchas de las “mujeres que quieren ser hombres” que han formado grupos en países como España, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, aún no dan la cara y sólo tienen voz a través de declaraciones públicas o sitios web.

LAS OPERACIONES EN CHILE

El doctor Guillermo MacMillan realiza cirugías de reasignación sexual en Chile
El doctor Guillermo MacMillan realiza cirugías de reasignación sexual en Chile

Fue en 1950 cuando el psiquiatra y endocrinólogo Harry Benjamín decidió especializarse en la transexualidad dejando atrás los experimentos de sus colegas por “sanar” esa condición.

Junto con definir la transexualidad como “el deseo irreversible” de pertenecer a un sexo distinto al de nacimiento, el psiquiatra precisó que esa identidad “no es una elección”, concluyendo que si la psiquis no podía adaptarse al cuerpo, debía trabajarse el proceso inverso.

Nacieron así las primeras intervenciones quirúrgicas denominadas “reasignación de sexo”, “reasignación de género” o “reasignación genital”.

En Chile la práctica de las operaciones de reasignación de mujer a hombre, alcanzó particular notoriedad en octubre del 2000 cuando la prensa policial dio amplia cobertura a la lucha por la tuición de su hijo que emprendió Roma Squadrito contra su “madre”, quien en 1993 se había sometido a una operación de cambio sexo adquiriendo el nombre de Sebastián.

Identificado por los medios como la “abuela-abuelo”, Sebastián perdió la batalla legal y a sus 52 años convive con Magali Demuth, de 45 años, en Viña del Mar.

” Ese caso fue la gran oportunidad para que la prensa se abriera por primera vez en forma seria el tema. Sin embargo, sólo el morbo predominó y el transexualismo de MaH pasó al olvido”, critica Andrés.

Al margen de la invisibilidad mediática, en Chile los MaH existen al punto que el doctor

Guillermo MacMillan se ha especializado en las cirugías de reasignación de sexo. El servicio lo presta a una docena de pacientes anuales en su consulta privada, ubicada en la calle 6 Norte en Viña del Mar y, en ocasiones especiales, en el hospital Van Büren.

Las reasignaciones de sexo en Chile son conocidas por diversos extranjeros que han viajado hasta el país en busca de una transformación. Tal fue la situación enfrentada el 2001 por el hijo de un empresario argentino, cuyo nombre siempre se mantuvo en el anonimato, y que se atendió en Chile con el doctor Antonio Salas Vyera.

En declaraciones al periódico argentino La Voz del Interior, el médico reconoció que las cirugías de cambio de sexo “son habituales en Chile” y recordó que hace 28 años que trabaja en el tema.

“A mi consulta han acudido más de 300 argentinos o argentinas que han cambiado su sexo, pero fundamentalmente han cambiado su vida y han encontrado su felicidad. Muchos de ellos vienen a visitarme y me muestran su nueva familia” , indicó Salas Vyera a La Voz del Interior el 22 de septiembre del 2001.

La cirugía practicada por Salas al hijo del empresario argentino alcanzó tal nivel de éxito que la Justicia Civil de la Ciudad de Córdoba aceptó por primera vez en el vecino país que una persona nacida mujer cambiara legalmente su identificación por una de hombre.

EL CAMBIO DE MUJER A HOMBRE

Un activista MaH de España a los 16 años y a los 29, tras someterse a tratamientos hormonales
Un activista MaH de España a los 16 años y a los 29, tras someterse a tratamientos hormonales

MacMillan ha explicado que los resultados de las operaciones a hombres que quieren ser mujeres son menos perfectas que en el proceso inverso, al punto que la intervención puede fracasar por completo debido a su alto grado de complejidad. El hecho de que los HaM requieran de una cirugía y los MaH necesiten de unas tres, es sólo una muestra de ello.

Esa complejidad ha derivado en que en sus 25 años de especialidad en la reasignación de sexo, MacMillan interviniera sólo a cinco personas dispuestas a contar con un cuerpo de hombre.

Debido a que la cirugía implica un cambio irreversible, con importantes efectos biológicos y psicológicos, los especialistas deben ante todo diagnosticar que su paciente es sin lugar a dudas una persona transexual.

Para ello MacMillan y sus colegas tienen como base los criterios de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10) y al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV), según los cuales es transexual quien ha presentado:

a).- Por lo menos durante dos años un deseo continuo de pertenecer a un género distinto

b).- Sensación de disgusto o repugnancia con los características sexuales de nacimiento. c) Antecedentes de usar vestimentas no apropiadas para su sexo de nacimiento. d) Ausencia de trastornos mentales.

Tras los controles previos, los pacientes son sometidos a la cirugía, que en el caso de los MaH implican múltiples intervenciones, como la mastectomía (extirpación del tejido glandular o mamario), la histerectomía (extirpación de órganos reproductivos femeninos) y la faloplastia (la técnica más común que es usada para formar los genitales masculinos mediante la extracción de piel de otras partes del cuerpo).

En forma paralela, y hasta el resto de su vida, los pacientes deben tomar hormonas artificiales a fin de compensar la falta de ese elemento producido por la extirpación de los genitales femeninos.

Entre los efectos de los “fármacos masculinizantes” en los MaH destacan:

  1. Desaparición de la menstruación en un período de dos a cuatro meses

  2. Aparición y distribución masculina del pelo

  3. Obtención de un timbre más grave de voz y de piel más áspera y resistente

  4. Reestructuración de la grasa corporal

Las consecuencias no deseadas pueden ser, en tanto,

  1. Caída del cabello

  2. Aumento del colesterol que puede derivar en arteriosclerosis

  3. Hipertensión con riegos cardíacos

  4. Aparición de acné

  5. Esterilidad (ocurre en los 100 por ciento de los casos)

LOS “ENREDEDOS” DE LA NATURALEZA

Las minorías sexuales constituyen, a todas luces, un sector increíblemente diverso que ha sacado más de alguna cana a los científicos que aún no son capaces de explicar ciertas realidades.

Una de las situaciones más complejas proviene del hecho de que los transexuales pueden ser homosexuales, bisexuales asexuales o heterosexuales, según lo han demostrado estudios y especialistas de diversas partes del mundo.

Esa aseveración se explica por la diferenciación existente entre “orientación sexual” e “identidad sexual”. Mientras el primer concepto se refiere a la atracción física (heterosexual u homosexual) hacia una persona , el segundo término da cuenta del rol que adopta socialmente un ser humano respecto al sexo (masculino o femenino) de nacimiento. Si se adopta el distinto al de nacimiento, estamos en presencia de un transexual.

La determinación sobre la “orientación sexual” de un transexual es, sin embargo, el tema en el cual no ha existido ninguna explicación definitoria por cuanto para algunos la homosexualidad o heterosexualidad será dada por el sexo de nacimiento y para otros por el sexo adquirido tras una operación.

Y mientras la ciencia se pone de acuerdo en la materia, Andrés ya tiene respuestas. “Para mí la cosa es fácil. Cuando era mujer me gustaban las mujeres, entonces era lesbiana. Ahora que soy hombre me siguen gustando las mujeres, entonces soy heterosexual”.

-Y si siempre te hubieran gustado los hombres?

“A ver… Si antes de la operación era mujer y me gustaban los hombres, era heterosexual. Si después me convertí en hombre y me siguieron gustando los hombres, entonces me convertí en homosexual. ¡Que horror!”.

-¿No sería más fácil afirmar que independiente de las operaciones eres homosexual porque siempre te han gustado las mujeres y naciste mujer?

Es que ya no soy mujer, hasta en mis papeles lo dice. Mira me enredé entero. Lo importante es que soy feliz, no daño a nadie y no le doy a explicaciones a nadie.