*Por José Miguel Villouta
18 de julio, 2005, (OpusGay) La forzada salida del clóset de Daniella Campos fue culpa de su pareja y uno que otro filisteísta fashion. Cuando uno es gay, lo peor y más indecente que puedes hacer es sapear. Pero eso es costumbre en la historia de Chile.
Lo que provoca náuseas son las frases de Jennifer Byrne en código clasista: “Yo soy amiga de Dj Elektra, Patty López, María José Prieto, un mundo que la deslumbró, porque ella (Daniella) estaba acostumbrada a las modelos rascas. Por eso que se aferró a mí y empezó a tratar con gente de otra clase”, o el mítico: “María Gracia Subercaseaux me quitó el habla por andar juntándome con Daniella”.
El episodio después de eso no es una historia de “amor y odio”, como Jennifer Byrne -nuestra mujer madura de familia con “situación económica súper buena donde Campos nunca encajó”-, se encargó de aclarar.
Quien te ama no te ningunea socialmente. En mis libros, eso es más bien maldad de gente que ha tenido belleza y dinero a destajo. Y en una cultura homosexual que se ha comercializado explotando la belleza y el dinero, esa animosidad -temerosos padres y apoderados- está constantemente presente. Fascismo fascinante. El gay bello que se viste bien no es necesariamente el bueno. Sólo uno sabe cuando cuenta si es maricón o camión.
Con un Papa que nos persigue y un aparato gigante respaldándolo, uno desarrolla la noción de ser apedreado. Si Daniella fuera bisexual y saliera del clóset, sería vetada de los eventos en los que trabaja. Créanme. Lo sé. Lo cómico es que durante estas dudas sobre sus ingresos, los periodistas la molestaban en los desfiles en los que ella justamente trabajaba.
Además, si hubiese que sacar a alguien del clóset, hay que partir por todos los asalariados de empresas y políticos heterosexistas. Locas realmente malas. Recuerdo el escándalo de la comunité cuando Sebastián Rodríguez funó al juez Calvo: prohibida la entrada a todos los lugares. ¿Se irá a actuar de la misma manera acá? No. Sure not.
. En un país homofóbico, esa verdad de Daniella es una que la señorita Byrne debería haber sabido callar. ¿Y qué tanto con Daniella? Cuando vivía a 100 pasos del bar La Salita, con ella fuimos a mi casa y nos acostamos un rato. La mina fue campante, siguió los chistes y los remató con un guiño reveladoramente vividor. Eso, en mis libros, es ser de los buenos.
Lucrar con tu vida no es peor que ser empleado de medios que distorsionan las violaciones de DDHH y le quitan el piso a un informe de mujeres violadas por perros y niños torturados. ¿Le quitarán el habla a esa gente? No. Sure Not. Tienen excusas para seguir comiendo con ellos. Lo que haga Daniella con su Daniella Thing es sólo material de chistes.
La repartición de cerebros es tan azarosa como la de belleza, y cada uno hace lo que puede con lo que tiene. Como dice Missy Elliot: “Chicas, quédense con el dinero si no es un tipo que mueve el trasero de 9 a 5. No se avergüencen de hacer lo que hacen. Sólo asegúrense de ir en el juego adelante”. Así que Daniella: Gotta work it. Put ya thing down flip it and reverse it. LCD
*Columna extraída de La Nación Domingo