Falta de coordinación, un programa no cumplido a cabalidad, descalificaciones provenientes de activistas contra sus propios compatriotas, intentos por comprar votos y un grupo disuelto, marcaron la IV Conferencia de América Latina y el Caribe de la ILGA, espacio que requiere de una fuerte reestructuración para ser representativo en la región.
Por Catalina Herrera
24 de septiembre, 2007 (OpusGay).- Nada de bien le fue a la IV Conferencia de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas para América Latina y el Caribe (ILGALAC) que reunió a más de 100 activistas en Lima Perú entre el 20 y 23 de septiembre pasado.
El evento financiado por un proyecto presentado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ante la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), había sido antecedido por polémicas días antes de su inicio.
En efecto, organizaciones miembros de ILGALAC de diversos países acusaron, a través de la propia lista de correos de la asociación, de excluirse al mundo transexual y transgénero, toda vez que la ILGA Mundial había rechazado una propuesta de la III Conferencia Regional, celebrada en Santiago de Chile el 2004.
La propuesta buscaba que la sigla de la asociación incluyera la letra “T”, para visibilizar la presencia de movimientos transexuales en su seno.
También se acusó a la ahora ex Secretaría de ILGALAC (compuesta por la mexicana Gloria Careaga, el brasileño Beto de Jesús y la peruana Belissa Andía Pérez) y a la Comisión Organizadora de la IV Conferencia (liderada por el Instituto Runa de Desarrollo y Estudios sobre Género), de privilegiar con becas de pasaje y hospedaje para asistir al cónclave a organizaciones afines, dejando fuera a una parte importante de instituciones con reconocida trayectoria en sus respectivos países y en la región.
El objetivo: asegurar votos y evitar polémicas durante el desarrollo de la Conferencia de una instancia que dice aglutinar a más de 130 organizaciones de la Región, tras su fundación en Río de Janeiro el 2000.
Como si poco fuera también se acusó de inoperancia a los últimos tres años de gestión de la ILGALAC, siendo la prueba más concreta el hecho de que gran parte de los desafíos planteados el 2004 no fueron cumplidos.
Algunos ejemplos de fines no alcanzados son, según se lee en los propios documentos públicos de la ILGALAC, la “sistematización” de los casos de discriminación a nivel regional, la “constitución de un equipo técnico jurídico” y el “fortalecimiento de ILGALAC, dotándola de mecanismos sólidos de participación, difusión y comunicaciones internas” .
Estas irregularidades, que fueron planteadas en el desarrollo mismo de la Conferencia, se sumaron a otras, quizás más graves, que se explicitaron en el mismo Cónclave.
COMPRA DE VOTOS Y MOCIONES DE CENSURA

Por razones de salud el Co-Secretario General de ILGA Mundial, Philipp Braun, no pudo asistir a Lima, siendo representando por la activista Patricia Curzi, quien recibió las críticas de diversos activistas por considerarse su discurso de ” colonialista” y de impedir una verdadera autonomía de la sección latinoamericana de esta Asociación Internacional.
Acto seguido, y como era predecible con el clima previo al desarrollo del cónclave, el Bloque Lésbico Peruano presentó una moción de censura contra la Comisión Organizadora de la Conferencia, acusándola de discriminar al mundo transexual.
El Bloque Lésbico Peruano intentó además involucrar a la ILGALAC en problemas internos de los grupos de su país, por lo que sus críticas no prosperaron.
La irresponsabilidad de querer transformar a la ILGALAC en un espacio de discusión, y más aún de resolución de rencillas internas que involucran a grupos de un mismo país, lo que en nada se relaciona con los fines de una instancia regional, también provino de dos organizaciones chilenas: Afrodita y el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales, las cuales ventilaron pugnas con una institución compatriota.
Sin mecanismos que prevengan e impidan de manera efectiva este tipo de distorsiones en relación a los fines de una instancia (ILGALAC) que debería tener como prioritario fin aunar esfuerzos regionales contra la discriminación y jamás verse involucrada en las problemáticas o políticas internas de los países, la IV Conferencia se transformó, literalmente, en una bolsa de gatos.
Un bolsa de gatos que tuvo, sin duda, su expresión más cruda cuando algunos representantes del movimiento venezolano intentaron comprar votos con el objetivo de que la V y próxima Conferencia Regional se efectuará en su país. Tanto así, que incluso una parte de los activistas venezolanos, encabezados por Heisler Vaamonde, ofrecieron a grupos que no son parte de la ILGALAC pagarles su cuota de inscripción para hacerlos miembros.
Y ello hubiera sido perfectamente posible, por cuanto los requisitos de inscripción a la ILGALAC se han transformado en la praxis en un mero trámite, importando sólo el pago de las cuotas y sin verificarse si las instituciones postulantes tienen un trabajo real en sus respectivos países. Más aún sin ni siquiera verificarse si efectivamente existen.
Por esa y otras razones “el temperamento de muchos los participantes era de desencanto debido al la deficiente organización y a que, quizás, llegaron al evento con expectativas demasiado altas que se vieron frustradas”, indicó el Diario de Lima Gay.
Añadió que “se pudo percibir que entre la mayoría de participantes existe la sensación de que ILGALAC necesita una profunda re-estructuración, que le permita convertirse en un importante elemento coordinador e integrador para estrategias en favor de las personas GLBT, no sólo en la ONU, sino a nivel de América Latina y el Caribe”.
SUMA Y SIGUE

Los problemas de desorganización fueron la guinda de una mala torta en la Conferencia. El programa no se cumplió a cabalidad a un punto que no se alcanzó a someter a votación el nuevo Plan de Acción de ILGALAC,
Se adujeron razones de falta tiempo, pero en la praxis si hubo espacio para visitas y paseos de tipo turístico, que pudieron haberse postergado en función del objetivo más elemental: acordar un plan concreto y votado democráticamente para contribuir a superar la discriminación.
Otras de las ” trabas más claras al desarrollo de la Conferencia fue la falta de Estatutos y Reglamentos claros que definan cosas tan elementales como el sistema de elección o cómo responder frente una denuncia o una desavenencia entre los miembros de la asociación”, añadió el Diario de Lima Gay.
Mientras algunas organizaciones optaron por mantenerse al margen de estas irregularidades, quizás por “salud mental”, otras intentaron revertir la lamentable situación y otras, por cierto, fueron de manera explícita las responsables de las mismas.
Las desavenencias fueron de esa forma la línea rectora de la IV Conferencia, a un punto que una organización (Colectivo Raíz Diversidad Sexual), “aprovechó” el espacio y el momento para su propia disolución.
“Los delegados de Raíz a la IV Conferencia reunidos el domingo 23 de septiembre acordamos declarar disuelto el colectivo”, considerando que “en los últimos meses han existido diferencias políticas que hacen inviable la continuidad y unidad”, señaló el grupo en un comunicado público.
¿LO POSITIVO?
Lo positivo de la IV Conferencia Regional de la ILGALAC es solo una potencialidad, pues depende del futuro. Un futuro que está en manos de la nueva secretaría regional elegida y que la componen el brasileño Beto de Jesús, la peruana Susel Paredes y la argentina Lohana Berkins.
Todos ellos tendrán la difícil labor, a estas alturas, de transformar a la ILGALAC en una asociación primero con existencia institucionalizada real y luego llevar a la práctica los desafíos que se planteen contra la discriminación y que serán evaluados en dos años más en la V Conferencia a desarrollarse en Curitiba, Brasil.