ADOLESCENTES GAYS Y LESBIANAS: DEL CLOSET A LA TV

Por OpusGay

5 de julio, 2005 (OpusGay).- Chilevisión nuevamente lo hizo. Abordó en forma pionera una temática invisible en el resto de los canales: la realidad de los menores de edad cuya orientación es homosexual.

A rostro descubierto, a veces acompañados de sus padres o madres, gays y lesbianas de enseñanza media contaron a los chilenos qué quieren y qué piensan de una sociedad donde su identidad sexual les ha costado burlas, humillaciones, automarginación del sistema educacional y expulsiones de los colegios y del seno familiar.

El reportaje, transmitido por el programa En la Mira y desarrollado por el periodista Fernando Reyes, no debe haber sido una tarea fácil dada la carencia de referentes sobre la materia en la TV y, en especial, al considerar la extrema precaución con que algunos medios escritos han dado cobertura el tema desde que se instaló públicamente en Chile con la creación de la Brigada Escolar Gay y Lésbica del Movilh.

Un caso digno de mencionar es El Mercurio, el cual al reportear la Brigada Escolar literalmente no se atrevió a divulgar fotografías de los nuevos voceros del movimiento homosexual por “temor a represalias legales” (¡plop!), mientras otros periódicos se limitaron a dar las iniciales de los jóvenes.

Este anonimato, generalmente dado por los medios a menores de edad involucrados en delitos, se borró de un plumazo y en masa anoche en Chilevisión, donde voceros y voceras de la Brigada Escolar, así como otros escolares afectados por la discriminación, se mostraron tal cual son y denunciaron las injusticias cometidas contra ellos sólo por ser homosexuales.

El proceso familiar de la sorpresa o rechazo a la aceptación fue uno de los testimonios más hermosos y emotivos recogidos por En la Mira de boca de los padres y madres. Los hechos expresaron su máxima crudeza en aquellos casos cuando los progenitores definitivamente cerraron las puertas a sus hijos, sin posibilidad de reconciliación, y obligaron a los menores a iniciar tempranamente, y en solitario, su vida de adulto, con total independencia familiar y económica y en ambientes hostiles.

Una segunda lectura del reportaje, igual de valiosa, fue la vibilización de la ausencia casi total en los establecimientos educacionales, partiendo desde los jardines infantiles, de abordajes a los fenómenos de la sexualidad, y en particular de la homosexualidad, existiendo en algunos casos omisiones racionales que incrementan los prejuicios y la ignorancia.

La invisibilidad, quedó demostrado en el reportaje, no sólo está dada en nuestro sistema educacional por las políticas particulares de cada establecimiento, sino también por el escaso o nulo conocimiento que tienen sobre la homosexualidad los profesores, orientadores, padres y apoderados.

.Dar la posibilidad a nuestros jóvenes de tener voz a través de un medio masivo, marca indiscutiblemente una nuevo proceso en la historia del movimiento homosexual y de todas las generaciones futuras, las cuales sin duda no tendrán los temores que tuvieron quienes hoy superan los 22 años.

Gays, lesbianas y transgéneros mayores a esa edad saben muy bien lo difícil que fue vivir en sus colegios la homosexualidad en el más absoluto silencio y con la carencia total de referentes que les permitieran consolidar una autopercepción positiva que gatillara la defensa y autorrepresentación de sus derechos.

Con la iniciativa de la Brigada Escolar, y el apoyo mediático dado por reportajes como el de Chilevisión, muchos jóvenes seguramente ya no se están sintiendo tan solos. Saben que no son los únicos, saben que su vida puede desenvolverse de manera normal, saben que tienen derechos, saben, en definitiva, los que las antiguas generaciones nunca supieron en su infancia o adolescencia: que son como cualquier ser humano.

La discriminación, en otras palabras, ya no es vista por muchos jóvenes como natural, sino como un mal. Tan validada estaba en el pasado la homofobia que son repetidos los casos de antiguos escolares gays y lesbianas que no sólo se autoreprimieron, sino también se sumaron al rechazo contra sus pares, burlándose del más amanerado o de las más amachada.

Internalizar que la discriminación no es natural, abre nuevos caminos, nuevas puertas, y de paso, contribuye a eliminar las imperfecciones de nuestra sociedad. Así, una vez abierto el debate, es más fácil luchar y decir, quizá con temor, pero decir y al fin al cabo, “papá, mamá, soy homosexual”.