Tras encontrar frazadas con sangre en sitio cercano al crimen
Por D.U

13 de septiembre, 2003 (OpusGay).- Hasta ahora la policía uniformada (Carabineros) y los tribunales habían sido las únicas instancias acusadas de obstruir la justicia en el caso de Mauricio Ortega, joven basquetbolista asesinado en mayo del 2002.
Este viernes, tras ubicarse una nueva posible prueba, los parientes del fallecido aseguran que la confianza depositada en la Policía Civil también se está esfumando, al punto que no descartan demandar a Investigaciones por “cometer serias irregularidades”.
El distanciamiento entre las partes se originó esta semana cuando el hermano de la víctima, Richard Ortega, fue informado sobre el hallazgo de unas frazadas con sangre en una casa cercana al sitio donde unos arrieros encontraron el cuerpo del joven basquetbolista.
“En febrero anterior, y sin orden, la Brigada de Homicidios allanó la casa y encontró las frazadas, pero a mí nunca me lo informaron a pesar de que ellos saben que siempre hemos dicho que mi hermano fue trasladado desde ese lugar al sitio donde encontraron el cuerpo”, dice Richard.
En conversaciones sostenidas este martes con el inspector a cargo del caso, Carlos Alderete, “él me reconoció que habían encontrado las frazadas y que las enviaron a peritaje, pero no aclaró si la sangre era de mi hermano. Tampoco me dijo si los resultados de ese peritaje fueron informados a la justicia”, agrega.
LA CASA Y TRIBUNALES
Recién el martes pasado, y tras meses de espera, la jueza Gabriela Gómez, permitió al abogado de la familia Ortega Julio acceder al sumario, aunque sólo para leerlo en presencia de una actuaria y con la orden de no informar sobre lo conocido a los parientes de la víctima, ni a los medios de comunicación.
El jurista Patricio Ruiz deberá, sin embargo, indicar a Richard Ortega sobre si la prueba de las frazadas con sangre es parte del expediente, pues en caso contrario “será obvio que Investigaciones está ocultando información y obstruyendo la justicia por lo cual podríamos demandarlos” , advierte el hermano de la víctima.
La casa donde fueron encontradas las frazadas es propiedad de unos amigos de la familia Ortega-Julio y aunque sólo es habitada por los mismos en períodos vacacionales Mauricio Ortega y su pareja, el ex cabo segundo Víctor Pérez Soto, en varias oportunidades visitaron el recinto, seguramente para intimar.
“Aunque la casa estaba cerrada, ellos sabían como entrar por la parte trasera”, dice Richard para quien el principal sospechoso de ser el causante de la muerte de su hermano es Pérez Soto.
Ocho meses después del crimen y de que la Policía Civil descartara la tesis del suicidio, la Brigada de Homicidios “allanó la casa, rompió el candado de una pieza y se llevó las frazadas con sangre, pero sin orden de los tribunales”, se queja Richard tras lamentar además que hasta ahora varios jueces hubieran tomado en forma discontinua el caso. En efecto, aunque la jueza Gabriela Gómez es la encargada oficial de investigar el homicidio, la misma ha debido ceder en cuatro oportunidades la dirección de los estudios a otros magistrados por ser nombrada en forma exclusiva para otras investigaciones.
” Más dramática es la situación al considerar que cuando otro juez (Pablo Orozco) estuvo a cargo del caso se produjo el principal avance que posibilitó por primera vez en julio anterior carear a Pérez Soto con los familiares de la víctima” , puntualizó el dirigente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Juan Hernández.
“PEREZ SOTO MINTIO”
Tras el careo entre Pérez Soto y los familiares de la víctima el 16 de julio anterior se determinó que el sospechoso “mintió y se contradijo en sus declaraciones. Por ejemplo, aunque en el careo dijo que jamás había informado a amigos de Mauricio donde era posible encontrarlo cuando se perdió su pista, después reconoció haber dado esa dato”, agrega Richard.
Ese antecedente, junto a la ubicación este mes de otro amigo de Mauricio que habría hablado con la víctima minutos antes de desaparecer, posibilitarían que Pérez Soto nuevamente sea citado al Segundo Juzgado del Crimen de Puente Alto.
El cadáver de Mauricio Ortega fue descubierto el 29 de mayo del 2002 en las riberas del río El Volcán de San José de Maipo. Al momento de fallecer la relación amorosa entre el joven y el entonces cabo segundo Víctor Pérez Soto atravesaba por algunas dificultades pues Mauricio hizo público, con amigos comunes, un video donde se explicita una relación sexual entre la pareja.
Luego de la muerte de Mauricio, el cabo pidió su traslado de la Tenencia Mauricio Ribera López, mientras el 16 de julio del 2002 presentó su renuncia voluntaria a la institución. Su compañero de pieza, Claudio Sepúlveda, fue apartado de Carabineros tras la muerte del joven basquetbolista.
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