Una década después del siniestro donde murió una veintena de personas, nuevos antecedentes demuestran una vez más que los tribunales no agotaron todas las diligencias para determinar si el incendio se produjo por un desperfecto eléctrico o un atentado homofóbico. La Policía Civil calificó de “raro” que el juez responsable pidiera sólo un reporte.
Por J.G y Alberto Roa
18 de julio, 2003 (OpusGay).- El 11 de noviembre de 1993 los propietarios de la discoteca Divine de Valparaíso pidieron al juez Jorge Gándara que ubicara a una persona apodada el “vietnamita” y que, desde sus puntos de vistas, era sospechosa de haber incendiado el recinto que dejó unas veinte personas muertas.
Cuatro meses después, el Jefe de la Comisaría Policial de Valparaíso, Guillermo Luengo González y el subcomisario, José Seguro Alarcón, informaron a Gándara que desconocían el nombre y el paradero del sospechoso y, en respuesta, el juez cerró en menos de una semana el caso, sin determinar si el incendio se había producido por un desperfecto eléctrico o un atentado homofóbico.
Tales antecedentes, junto a otros también inéditos, fueron dados a conocer en agosto del 2002 en un informe de 14 carillas elaborado por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) tras varios meses de investigación.
Una de las denuncias del estudio, denominado “Informe Movilh-Divine: La Justicia que merecen las víctimas” , acusaba al juez Jorge Gándara de “omisión de diligencias sustanciales para la aclaración de los motivos del incendio” y de ” falta de investigación de pruebas y antecedentes objetivamente importantes”.
Tras conocerse el Informe cinco magistrados de la Comisión de Etica de la Corte Suprema se reunieron por primera vez para decidir si reabrían o no el caso. Como el Movilh no recibe hasta ahora una respuesta definitiva en la materia, continuó en el transcurso del último año con las investigaciones a fin de demostrar que “el juez no agotó todas las diligencias”.
En compañía del programa Testigo de Canal de 13, el Movilh inició la búsqueda del “vietnamita” en el puerto de Valparaíso, dando con su paradero e identidad en menos de una hora.
Ese hecho se hizo público ayer en un extenso programa de la estación televisiva, el cual además de esa prueba logró recopilar cuatro nuevos antecedentes o declaraciones: 1) la Policía Civil reconoció que tribunales sólo pidieron un reporte, 2) un abogado denunció que la compañía de seguros se negó a pagar los daños del incendio aduciendo que la población homosexual “constituye un grupo de riesgo”, 3) El propietario de la discoteca Divine, Nelson Arellano, entregó sus versión de los hechos por primera vez a la televisión y 4) En forma inédita un número significativo de sobrevivientes contaron a rostro descubierto el infierno padecido durante el incendio.
EL VIETNAMITA

Fue en septiembre del 2002 la primera vez que el dueño de la discoteca Divine entregó su versión de los hechos a la prensa en un extenso reportaje publicado por OpusGay.
En la entrevista Nelson Arellano corroboró la existencia del principal sospechoso al señalar que “en una tomatera con una persona que conocía, el vietnamita se jactó de haber quemado a los maricones. Le pedí a esa persona que averiguara donde vivía el “vietnamita”, pero a los dos días de entregarme ese dato, apareció muerto. Lo acuchillaron en el cerro Barón”.
Según ya había denunciado el Movilh días atrás de esa declaración “en los expedientes del caso se nombró muchas veces el vietnamita, pero jamás fue ubicado y menos citado a declarar”.
En efecto, el único reporte de la Comisaría Policial de Valparaíso, fechado el 15 marzo de 1994, indicó a Gándara que de acuerdo a lo ordenado para ubicar a “un individuo de profesión taxista, apodado el vietnamita y un acompañante, quien el día 4 de septiembre de 1993 en horas de la madrugada al momento antes de iniciarse el incendio en la discoteque Divine de esta ciudad habría adquirido bencina suelta a una bomba de bencina de avenida Errázuriz, el subcomisario José Segura Alarcón procedió a efectuar diversas averiguaciones en esta ciudad a fin de ubicar a este vietnamita logrando establecer que se trataría de un individuo ex combatiente de la guerra de Vietnam de unos 50 años de edad, aproximadamente, pelo cano largo atado a una especie de cola, bigote blanco, el cual tendría su domicilio en el cerro Arrayán de esta ciudad en donde además tiempo atrás habría sido presidente de la Junta de Vecinos. Este individuo en la actualidad estaría desempeñándose como chofer de un camión de transporte, encontrándose en estos días en el sur del país, al parecer en la ciudad de Talca o Linares, esperándose su regreso a Valparaíso. Por este motivo y con el fin de proseguir con las averiguaciones a objeto individualizar y entrevistar respecto de lo dispuesto de investigar al tal vietnamita es que se evacúa el presente preinforme”.
Sin insistir en dar con el nombre y el paradero del “vietnamita”, el juez cerró el caso. Ayer, diez años después, Canal 13 informó que el Movilh ubicó al sospechoso en menos de una hora y transmitió en exclusivo la imágenes de una conversación que el presidente de esa organización homosexual, Rolando Jiménez, mantuvo con la esposa del “vietnamita” en las puertas de su casa:
Jiménez : Su esposo se llama Juan Espinoza y le dicen el “vietnamita”.
Esposa del sospechoso (E.S): Sí, pero no está en este momento.
Jiménez: Ando con un equipo de Canal 13 y quisiera saber si podemos hablar con él.
E.S: El no da entrevistas. (Justo en ese momento ingresó el “vietnamita” rápidamente a su casa)
Jiménez: Yo quería preguntarle si su esposo declaró en el proceso
E.S: No él nunca declaró, nunca lo llamaron. Dijeron también que andaba en Talca, pero nunca salió de acá.
“El Movilh no adhiere a la hipótesis del atentado o del desperfecto eléctrico, pues no contamos aún con las pruebas para sostener una postura. Sin embargo, con la ubicación del “vietnamita”, si demostramos que las investigaciones de las autoridades fueron absolutamente ineficientes porque no dieron con una persona que es sindicada por los propietarios de la Divine de ser el principal sospechoso de causar el incendio. Esto es grave y amerita respuestas”, señaló Jiménez.
La hipótesis de la falta de diligencia en las investigaciones fue compartida incluso por Canal 13. “Hay una investigación judicial en curso que tiene muchas preguntas pendientes y nos hemos quedado con grandes interrogantes en nuestra investigación. Básicamente tienen que ver con que no se han hecho todas las diligencias del caso, más allá de los resultados de las investigaciones, para dejar tranquila a las partes afectadas”, señaló la conductora del programa Testigo, Pilar Rodríguez al finalizar el reportaje transmitido anoche.
POLICIA CIVIL: “ESTO ES RARO”

El reportaje de Canal 13 comenzó sus estudios del caso hace unos seis meses teniendo como realizadora a Liliana González y como investigadora a Luz María Barros.
La investigación, que dio inició ayer a la nueva temporada del programa Testigo, se convirtió en el primer reportaje en profundidad sobre el incendio de la discoteca transmitido por un canal de alcance nacional (existe otro efectuado el 2002 por UCV Televisión, pero esa estación no llega a todo al país), sino también en un importante aporte al caso toda vez que aportó datos inéditos.
Junto a la ubicación del “vietnamita”, Canal 13 obtuvo las primeras declaraciones de la Policía Civil que potencian la versión de que el Séptimo Juzgado del Crimen (hoy Quinto Juzgado) de Valparaíso no efectuó diligencias básicas.
Tomás Vivanco, de la Brigada de Homicidios de Valparaíso, indicó en el reportaje que “el tribunal que llevó esta causa mandó una orden con un plazo. Cuando se venció el plazo, informamos, pero no se mandó ninguna otra instrucción al respecto, entonces no podíamos seguir investigando de propia iniciativa (…) Me extrañó que mandaran una orden y que después no llegara una nueva orden para seguir investigando. Eso lo encuentro raro”.
Vivanco descartó, sin embargo, que las investigaciones efectuadas por la Policía Civil incluyeran violaciones a los derechos humanos, aún cuando diversos testigos han afirmado que fueron agredidos y golpeados por el sólo hecho de ser homosexuales, según consta en el “Informe Movilh.-Divine”, en el expediente del caso y, también, en el reportaje de Canal 13.
“Hubo un sumario interno (por las denuncias de atropellos). Al haber un reclamo o alguna querella inmediatamente la institución inicia un sumario interno para establecer las responsabilidades. Para este caso no se determinó ninguna responsabilidad de parte de los funcionarios investigadores”, dijo Vivanco.
Al margen de ello, los 14 entrevistados por el Canal coincidieron en que el clima de la época (el incendio ocurrió el 4 de septiembre de 1993) era menos “tolerante” hacia los homosexuales que en la actualidad, situación que explicaría los motivos por los cuales muchos testigos rechazaron dar su versión de los hechos o, incluso, negaron ayuda a las personas para escapar del siniestro.
” La gente no quería colaborar, no encontramos el apoyo para dar con las versiones reales de las personas que estaban en el interior de la discoteca”, indica Vivanco, mientras uno de los testigos que colaboró en el rescate, Ernesto Verdugo, recordó que durante el siniestro “nadie hacía nada por salvar a nadie, quizá por la condición social que tenían ellos (las víctimas) de ser gays”.
El predominante ambiente homofóbico explicaría además porque la compañía de seguros a cargo de la discoteca Divine se permitiera no pagar los daños del recinto, un edificio de tres pisos, aduciendo como causa la homosexualidad.
” En esa propiedad había dos dueños y, en consecuencia, dos seguros, pero con compañías distintas y beneficiarios distintos. En el primer piso funcionaba una sociedad comercial que explotaba el rubro avícola y agrícola y que tenía un seguro con otra compañía. Ese seguro por el mismo siniestro y afectando el mismo bien se pagó, sin discusión ninguna en cuanto al monto asegurado”, señaló a Canal 13 el abogado de Alex Lagomarsino, dueño del edificio arrendado a un centro comercial (primer piso) y a la Divine (segundo y tercer piso).
“El otro seguro contratado con otra compañía, que era la que tenía el señor Lagomarsino por seis mil 620 unidades de fomento (equivalentes al 80 por ciento del resto del edificio) no se pagó. Se negó lugar al pago porque el mayor riesgo que se había producido durante la vigencia del contrato lo había provocado precisamente la actividad de este club privado y el tipo de personas que ahí se divertían. Se concluyó, por eso mismo, que este grupo social (los homosexuales) era más propenso al riesgo que cualquier otro” , puntualizó el jurista.
LOS SOBREVIVIENTES

Al momento del siniestro, en la discoteca se ubicaban unas 70 personas, 14 de ellas empleados de la Divine. Según el Movilh “hasta la fecha no existe claridad respecto al número de personas que fallecieron en el incendio. Se ha hablado de 16, 18, y hasta 25 víctimas fatales. Lo concreto es que el expediente se identifican 16 nombres y dos NN”..
“Debido a la inexistencia de un catastro total de las víctimas en el expediente y al desorden de las fojas del mismo, las explicaciones sobre ese hecho podrían ser dos. Una es que esos NN corresponden a unos de los 16 nombres ya conocidos y que fueron posteriormente identificados y la otra, extremadamente grave, es que efectivamente las víctimas ascendieron a 18, existiendo dos NN a los cuales nunca se identificó. Mientras esa situación no se clarifique nuestro organismo considerará que el número de muertos es indeterminado”, indica el informe “Movilh-Divine”.
De los sobrevivientes a la tragedia, un alto porcentaje resultó con heridas graves y una parte de los mismos de atrevió a dar por primera vez su testimonio a la televisión a través del programa Testigo.
Uno de los casos más dramáticos es el del transformista Kika, cuyo amigo, Carlos Araya, falleció en el siniestro al intentar salvarlo.” Nadie está preparado a los 22 años para sentir que está a punto de morir y que tu amigo, quien te salvó, falleció. Yo nunca, nunca, nunca he vuelto a sentir un miedo así…. nunca, nunca. Pienso que no tenía que haberse muerto y quizá debí haber muerto yo. Hay muy poca gente que es capaz de arriesgar su vida por otra y eso no lo puedo olvidar”, comentó Kika.
Con las heridas aún presentes, los sobrevivientes anhelan dar vuelta la hoja y recuperarse de la tragedia. El bailarín Gabriel Cabrera comentó a Canal 13 que “hace poco visité Valparaíso y me sentía como extranjero en mi tierra. Quizá vine (al puerto) para borrar esto, a tratar de terminar con esto, cerrar la puerta”.
Un ex cliente de la Divine ubicado frente a la edificio donde estaba la discoteca, aprovechó en tanto las cámaras del 13 para despedirse simbólicamente de sus seres queridos. “Ahí descansan mi familia, mis amigos. Ahí descansa parte de mi mundo y hoy quiero cerrar esto, esta puerta que durante 10 años ha estado abierta. Adiós queridos amigos. Adiós Víctor. Adiós Patito. Que descansen en paz y ojalá se encuentren en un mundo que realmente los quiera”.
Para el estilista José Peña, el siniestro cambió la vida de todos los sobrevivientes porque “si a alguien no le afectó entonces quiere decir que esa persona no tiene sentimientos y que era nada. A mí me cambió. Yo era un empleado antes, porque vivía y me alucinaba de cosas, pero ahora vivo la vida con más responsabilidad “.
El propietario de la discoteca, sindicado por algunos clientes como el responsable del incendio por no tener “medidas básicas de seguridad en su local”, también intenta dar vuela la “página del sufrimiento”. “Lamento a mis amigos que se fueron , pero hay que seguir viviendo. Tengo hijos y quiero lograr que entren a la universidad (…) Hay que seguir adelante. No podemos quedarnos atrás. Yo llevó un duelo de 10 años, pero cerramos el duelo con esta entrevista porque ya no hay más Divine”.
Y aunque la Divine ya no existe, el movimiento homosexual no descansará hasta aclarar las causas del incendio y sancionar a los responsables. Para ello, el Movilh espera para los próximos semanas noticias de acciones cursadas ante la Corte Suprema, mientras en forma paralela el organismo recopila y ordena la adquisición de más pruebas que permitan reabrir el caso.