Luchan por no ser discriminados en el Código Penal y por la reproducción asistida para lesbianas. Aunque grupos religiosos se oponen a sus demandas y propuestas, los uruguayos han ganado importantes batallas.
Por Catalina Herrera.
Aunque este año se celebró en Montevideo el décimo aniversario del primer acto público del Orgullo Homosexual Uruguayo, con una caravana, los grupos de las minorías sexuales más antiguos que existen en la actualidad en el país datan sólo de 1997.
Se trata de Diversidad y el Encuentro Ecuménico de las Minorías Sexuales (Eems), los cuales, desde diversos enfoques, intentan darle continuidad a un movimiento torpedeado por diversas coyunturas políticas, como la Dictadura (1973-1985).
“En los 70 surgió el primer grupo, Escorpio, pero la época de la dictadura fue muy poco propicia para el funcionamiento de organizaciones de este tipo. Recién a partir de 1985 fue posible empezar a reunirse con más regularidad y sin correr riesgos. Así nacieron el Movimiento de Liberación Homosexual, Las Mismas, Mujer y Mujer y Homosexuales Unidos, pero todos se disolvieron”, explica Diana Mines, coordinadora del Grupo de Lesbianas, Gays, Travestis, Transexuales y Bisexuales (LGTTB) de Amnistía Internacional.
En estos momentos las luchas de Diversidad, junto a la de otros nueve grupos que surgieron tras su nacimiento (entre esos Shalom Amigos, una asociación de judíos homosexuales), se centran en modificaciones al Código Penal y en reformas a la salud para permitir a las mujeres acceder a la reproducción asistida.
EL DIFÍCIL CAMINO DE LAS LEYES
“Estamos luchando por la inclusión de las personas lesbianas en el derecho de reproducción humana asistida, lo cual se niega en un proyecto radicado en el Parlamento “, indica el dirigente de Diversidad, Carlos Lima, al referirse a una de las demandas más liberales del movimiento homosexual latinoamericano y de Uruguay, en especial si se considera que en ese país está prohibido a las minorías sexuales donar sangre desde 1999.
El proyecto de técnicas de reproducción asistida, presentado en 1997 a la Comisión de Salud del Senado por el parlamentario Alberto Cid, deja fuera de sus líneas a las mujeres solteras y a las lesbianas, por lo que Diversidad y Eems han exigido (infructuosamente), y en continuas oportunidades, ser recibidos por el Congreso.
Otra iniciativa legislativa ha experimentado, en tanto, parciales avances a favor de las minorías sexuales uruguayas. Es un proyecto que incluye en el Artículo 149 del Código Penal sanciones de tres a 18 meses de prisión contra quienes inciten “públicamente el odio, desprecio o cualquier otra forma de violencia moral o física” contra los homosexuales.
La iniciativa del diputado Washington Abdala logró ser aprobada por unanimidad en la Cámara de Diputados en octubre del 2001, pero desde esa fecha su promulgación ha sido continuamente dilatada.
“El texto original fue aprobado con algunas modificaciones en la Cámara. Luego pasó al Senado donde se le quitaron esas modificaciones, por lo cual volvió a la Cámara que no aceptó los cambios. Ahora estamos esperando que el proyecto lo trate la Asamblea General, pero es sumamente difícil” su aprobación, comenta Mines, líder histórica del movimiento gay/lésbico uruguayo.
“LOS DEFENSORES DE LAS BUENAS COSTUMBRES”
En el lento camino para la aprobación de leyes en beneficio de los homosexuales uruguayos han incidido diversos personajes que continuamente hacen públicos sus desprecios contra ese sector de la ciudadanía.
Diversidad identifica como el grupo más homofóbico de su país a ” a la Iglesia Católica, con el obispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, a la cabeza, seguido por el Opus Dei y grupos evangélicos y pentecostales como la “Secta Moon”, “Dios es Amor” “Ondas del Amor” y “No Pares de Sufrir”, señalan Lima y Mines.
En forma paralela la homofobia se ha transformado en acción mediante persecuciones, despidos arbitrarios, malos tratos y asesinatos de minorías sexuales, en especial de travestis. ” La policía ha aprovechado la investigación sobre algunos homicidios recientes para interrogar sobre sus vidas privadas a personas que figuraban en las agendas y teléfonos celulares de las víctimas, hechos que fueron denunciados personalmente por el grupo LGTTB de Amnistía Internacional/Uruguay ante el Ministerio del Interior” , indica Mines.
La discriminación llega a niveles tan graves que “ una pareja de dos ciudadanos uruguayos debieron salir del país, constituyéndose hace dos años en refugiados de los Estados Unidos, luego de haber sido golpeados en un bar céntrico de Montevideo y burlados por la policía actuante en el episodio “, recuerda Lima. Al margen de esos problemas, los homosexuales organizados han alcanzado relevantes avances gracias a su lucha sistemática y el apoyo de diversos organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional, la Comisión Nacional de Seguimiento de los Compromisos de Beijing, Cotidiano Mujer, Movimiento Afro-uruguayo y Movimiento Indigenista, entre otros.
TRAVESIA DE LOGROS
Entre los principales logros del movimiento homosexual uruguayo se cuentan: a) Contribuir, a través de una campaña nacional e internacional, a que en el Congreso se discutan modificaciones al Código Penal en favor de la no discriminación; b) instalar en el debate público la realidad de las minorías sexuales; c) denunciar los atropellos a los derechos humanos; d) efectuar encuestas sobre la discriminación a las mujeres homosexuales dirigidas por la Asociación de Lesbianas Uruguayas, d) Crear grupos de familiares y amigos de homosexuales.
Cada unas de esas propuestas y acciones han evidenciado que las minorías organizadas de Uruguay no sólo demandan, sino que también proponen ideas para la profundización de la democracia de su país y para la dignificación de su orientación sexual.