El movimiento homosexual boliviano enfrenta serios tropiezos para la defensa de sus derechos a raíz de diversas debilidades internas y de una primitiva discriminación proveniente de diversos sectores, en especial de las Fuerzas Armadas.
Por Catalina Herrera
Aún cuando en Bolivia existen unas 10 agrupaciones de minorías organizadas y hasta la fecha se ha celebrado en tres ocasiones el Día Internacional del Orgullo Gay, con marchas incluidas, la visión predominante sobre los homosexuales es a todas luces nefasta, mientras los avances concretos del movimiento son escasos.
A la hora de enumerar los logros de las minorías sexuales, el Centro de Estudios de la Diversidad (Cediv) y la página de lesbianas bolivianas Estadea coinciden en que lo único conseguido hasta la fecha es “la visibilidad”, gracias a marchas efectuadas en el marco del Día Internacional del Orgullo Gay y a una presencia discontinua en la prensa masiva.
La “visibilidad”, que en algunas ocasiones es estereotipada o errada, no se ha traducido, sin embargo, en beneficios reales para los homosexuales, lo cual es doblemente dramático al considerar que algunas de las actividades efectuadas por las minorías son perjudicadas por protestas de grupos conservadores.
Este año la “cruzada homofóbica” ha sido protagonizada por altos mandos de las Fuerzas Armadas que han lanzado severas críticas contra los homosexuales, según los gays organizados.
“Los mayores personajes homofóbicos son el ex comandante de las Fuerzas Armadas, Alvin Anaya; el ex comandante del Ejército, Juan Hurtado, el ex Ministro de Defensa, Oscar Guiliarte, el comunicador Padre Eduardo Pérez Iribarne, el ex candidato a la presidencia, capitán Manfred Reyes Villa, y muchos periodistas” , acusa el grupo Cediv.
En efecto, este año, y en pleno período electoral, Reyes Villa se opuso a la presencia de homosexuales en las Fuerzas Armadas porque “imagínese cuántos casos de Sida llegaríamos a tener. No es que la homosexualidad sea sinónimo de Sida, pero es una enfermedad que proviene precisamente del homosexualismo”.
Esos dichos fueron avalados por el entonces asesor legal de las Fuerzas Armadas, Gonzalo Valenzuela, para quien “es muy difícil que los gays ingresen a los cuarteles, pues de entrar provocarían contaminación. En caso de descubrirse un homosexual en los cuarteles (…) el sujeto será expulsado”.
El dirigente de la Comunidad Gay, Lésbica y Bisexual Equidad, Guery Zabala, explica que las declaraciones de los uniformados son sólo una muestra de que en Bolivia “se están violentando derechos fundamentales de las personas, como son el derecho a nacer libres e iguales y el derecho a la intimidad”, situación que ha obligado a los gays a pedir el socorro de grupos defensores de los derechos humanos.
DEBILIDADES INTERNAS Y ERRORES CONCEPTUALES
A diferencia de gran parte de los movimientos homosexuales de todo el mundo, las minorías sexuales organizadas de Bolivia aún consideran en muchas de sus intervenciones a su identidad como una “opción y no como una “orientación”, según está científicamente demostrado.
Así es como en un proyecto de ley presentado por cinco grupos para modificar la Constitución en beneficio de las minorías sexuales se indica que “toda persona tiene personalidad y capacidad jurídica, con arreglo a las leyes. Goza de los derechos, libertades y garantías reconocidos por esta Constitución, sin distinción de raza, sexo, opciones sexuales o genéricas, idioma, religión, opinión, política, o de otra índole….”
En forma paralela a las imprecisiones de tipo conceptual, el movimiento homosexual boliviano está afectado por un desconocimiento respecto a su propia historia y a los avances o propuestas en la materia.
Tanto Cediv, como la página de lesbianas Estadea desconocen el número exacto de organizaciones homosexuales existentes en el país y manejan escasas informaciones respecto a las iniciativas efectuadas por otros grupos y sobre la historia del movimiento de las minorías en su país.
El conocimiento sobre antecedentes básicos sobre la historia del movimiento homosexual boliviano se explica, a juicio de algunos grupos gays, por el surgimiento de muchas organizaciones que duran poco tiempo, sin siquiera alcanzar a ser conocidas por las mismas minorías sexuales.
Es por esa razón que la prensa en escasas ocasiones identifica los nombres de dirigentes homosexuales o de grupos representativos de esa minoría, optando por referirse en términos genéricos sólo a “grupos gays”.
Con el objeto de superar esos problemas y coordinar las acciones del movimiento homosexual a nivel nacional, la “Comunidad Lésbica, Transgénero, Bisexual, Gay y Heterosexual”, realizó en octubre una asamblea donde acudieron 60 representantes de todo el país.
“Nos reunimos a nivel nacional por primera vez para dar continuidad y fortaleza a nuestro grupo” y, el mismo tiempo, contribuir al fortalecimiento de la totalidad del movimiento homosexual boliviano, declaró Zabala.
Ese y otro tipo de iniciativas implican que en Bolivia ” algo está cambiando poco a poco. El avance es realmente lento, pero se pueden ver algunos frutos”. Por ejemplo durante la última celebración del Orgullo Gay, organizada en Santa Cruz por el grupo Unidos en la Lucha por la Dignidad y la Salud (Uneldys), no hubo agresiones directas “por parte del público como ocurrió en la primera marcha” , puntualizó la página de lesbianas Estadea, sitio creado en julio anterior.