La periodista Pamela Jiles es, siendo rigurosos, la única candidata presidencial alternativa e independiente de toda fuerza política/partidaria. Su discurso y su estética es contestario, sin medias tintas, y su aspiración es que el “pueblo llegue a La Moneda, sin intermediarios”. Jiles no figura en las encuestas, no llegará al poder, al menos el 2010, y ha sido la candidata con menor cobertura mediática.Por A.R y C.H
22 de junio, 2009 (OpusGay.cl).- Es verdad que ya todos los candidatos presidenciales se han pronunciado a favor de las uniones civiles entre personas del mismo sexo y han rechazado la discriminación padecida por lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT).
Es cierto también que los abanderados de la Concertación, el senador Eduardo Frei, y de la Alianza, Sebastián Piñera, son quienes tienen mayores posibilidades de llegar a La Moneda, mientras que la única candidata mujer, Pamela Jiles, ni siquiera figura en las encuestas, y su voz es apenas considerada por los medios de comunicación.
Con todo, y al menos en lo referente a los derechos de las minorías sexuales, la candidatura de Jiles destaca por ser la única lanzada con un discurso favorable a la igualdad para la población LGBT, teniendo como garantía un pasado coherente con esa idea que se remonta a comienzos de los 90, período cuando la palabra homosexualidad apenas se mencionaba en los medios de comunicación.
Directa, polémica y aguda, Jiles no escogió mejor forma de decir “quiero ser presidenta” que montando el pasado 22 de abril en el frontis de La Moneda una “performance lésbica”, denominada “Ambigüedad”.
Se trató de una combinación entre política y arte contestario, típica de la corriente queer que en Chile tiene especial expresión en la Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual (Cuds), dirigida por Eloísa Sánchez.
Vestida de militar y con una mujer semidesnuda en su falda, la performance de Jiles fue dirigida por el diseñador Gonzalo Oyarzún y tuvo por objetivo “darle visibilidad al sector más discriminado de nuestro país. Yo soy una candidata presidencial que representa a los marginados, al 95 por ciento de los chilenos, entre ellos los más discriminados de todos, los hermanos homosexuales, lesbianas y transexuales”, dijo en la ocasión la candidata.
En un país donde aún predominan las formas clásicas de hacer política, la propuesta de Jiles aparece como revolucionaria para unos o como un “espectáculo sin fondo y sin posibilidades para otros”, en especial al considerar que la abanderada sólo podrá figurar en las papeleta del voto si junta más de 36 mil firmas, algo casi imposible para cualquier candidato.
Doblemente imposible para una abandera que es absolutamente independiente de todos los partidos, que carece de recursos económicos, que tiene poca figuración mediática para visibilizar sus propuestas, que se enfrenta y acusa a todo el stablishmen, que apela a la construcción total de un nuevo sistema y que tuvo cercanías con la farándula, tras su participación como “opinóloga” en SQP, aspecto que para varios es sinónimo de “falta de seriedad”.
Sea como sea, el alternativo discurso pro-minorías sexuales de Pamela es el más sensible y coherente, pues apuesta por una igualdad plena y total, sin dobles lecturas, maravillando a muchos, incluso a quienes jamás le darían el voto.
JILES Y LAS MINORIAS SEXUALES
“Soy un instrumento de los excluidos para la toma del poder y el ejercicio de la soberanía popular. Me propongo entrar con mi pueblo a La Moneda, que los pobres sean gobierno en Chile, y en ese mismo acto entregar el poder a una Asamblea Constituyente que tire a la basura la actual constitución Lagos-Pinochet y gobierne para todos, con justicia, transparencia y participación directa de los marginados de hoy”, son parte de las propuestas de Jiles que incluyen a las minorías sexuales al igual que en el pasado.
En efecto, a dos años del nacimiento del Movilh, en 1993, su actual presidente, Rolando Jiménez, se contactó con la entonces periodista de TVN para que asistiera a una masiva celebración del Orgullo que tuvo lugar en una discoteca. Jiles aceptó sin pensarlo dos veces, rompiendo con la tendencia de la casi totalidad de personajes públicos de esa época que temían asistir a actividades organizadas por la población LGTB.
Y es que Jiles, junto a Tatti Pena y Carolina Rossetti, es parte de la tríada de periodistas que en forma pionera se atrevió a reportear sin prejuicios la realidad de las minorías sexuales, haciendo entrevistas en televisión a personas que en ese momento sólo hablaban con rostros cubiertos.
“A comienzos de los 90 hablar de homosexualidad era muy difícil, pues no había ninguna señal de la más mínima apertura. Nuestros espacios eran allanados y las relaciones sexuales entre personas del mismo eran un delito. Ahí, a diferencia de ahora, había que ser muy valiente para solidarizar con nuestra causa, y Jiles demostró tener ese coraje”, señala Jiménez, cuya organización se está reuniendo con todos los abanderados presidenciales.
De hecho, al cumplir 15 años el Movilh elaboró un “ranking de honor” de las personas que “apoyaron nuestra causa cuando nadie lo hacía”, y Jiles ocupó un lugar destacado.
La abanderada se reunió el anterior sábado con el Movilh y apoyó el matrimonio y la adopción de hijos, siendo la única abanderada que hasta ahora ha oficializado su respaldo a esas demandas, pues mientras uno lo rechazan (Frei y Piñera), otros no tienen postura (Marco Enríquez-Ominami).
Más aún, Jiles informó que su comando tiene un área de género que trata específicamente sobre los derechos de las minorías sexuales, aspecto también ausente en otras candidaturas, y reafirmó el combate total a la homofobia y transfobia.
“La clase política no está a la altura de los ciudadanos. Su silencio es interesado, busca instalar una mentira: que la homosexualidad es mala y además contagiosa. Ese comportamiento niega a nuestros niños la verdad evidente de que existe una diversidad de personas con opciones sexuales, morales, políticas, religiosas, vocacionales, con visiones de la vida y formas de existir DIFERENTES, todas válidas y respetables. Lo que se intenta es impedir que tengamos el día de mañana más personas pensantes que puedan discernir en base a su propia experiencia y no reiteren monsergas, como por ejemplo: la homosexualidad es antinatura.”, ha dicho la periodista.
El compromiso de Jiles despertó al instante el interés del activista de la Cuds Felipe Rivas.
“La candidatura de Jiles no es simplemente una candidatura presidencial. El sentido del gesto no es obtener el poder, porque eso nunca va a suceder. Y en eso entonces, hay algo interesante en su propuesta y es lo que parece generar las simpatías”, sostiene Rivas
Añade que “la acción política no puede limitarse a los significados y objetivos tradicionalmente planteados. La acción de Pamela cita las estrategias de campaña comunes, pero también las tergiversa y las parodia. No sólo despotrica contra los líderes de la clase política (ella también proviene de una cierta clase social, política y familiar), y adscribe a valores de una izquierda común. Al mismo tiempo ridiculiza todo ese aparato político y la maquinaria discursiva que lo sostiene en el marco de las campañas. Su logo es una copia del de Obama, con un cielo azul de fondo y la cordillera de los Andes, mientras ella nos mira con cara de caliente”.
TEMIENDO A JILES

Una y otra vez Jiles ha llamado a los abanderados presidenciales a medirse con ella en un debate, pero no ha recibido respuesta.
“Emplazo al candidato del Pinochetismo, que es el señor Piñera , y a los cinco candidatos de la Concertación, que son los señores Jorge Arrate, Ominami , Adolfo Zaldivar, Freiy Alejandro Navarro. Todos ellos son candidatos de la Concertación, representan al neoliberalismo y al sistema, a diferencia de la candidata que les habla”, ha dicho Jiles, la misma que, según relata, rechazó una oferta de la actual presidenta Michelle Bachelet para participar de su candidatura.
“¿Cómo me iba a sumar, si nunca he sido de la Concertación”, fue la enfática respuesta que dio a Bachelet la nieta de Elena Caffarena, otra mujer pionera, esta vez del movimiento feminista en Chile.
El espíritu de lucha aparece así instalado en la sangre de Jiles, pues Caffarena, quien falleció a los 103 años el 19 de julio del 2003, fue una de las primeras 15 abogadas de Chile, una de las primeras mujeres en integrar la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), fundó el Movimiento de Emancipación de la Mujer Chilena (Memch) y promovió el voto femenino.
Jiles intimida a sus contrincantes, incluso a quienes son de la Izquierda, según se desprende del resultado de un foro sobre esa corriente ideológica organizado el pasado 14 de marzo por el Centro de Estudios MDP 2.0
“Pocos días antes del foro surgió la candidatura independiente de Pamela Jiles, quien aceptó ir al debate. Quienes habían confirmado su presencia apenas unos pocos días atrás; Guillermo Tellier, Tomás Hirsh, Alejandro Navarro y Jorge Arrate; no se presentaron el foro”, recuerda el Centro de Estudios MDP.
En tanto los otros candidatos, Piñera, Frei y Enríquez–Ominami, literalmente han hecho oídos sordos a las críticas de Jiles, no queriendo entrar en el debate con ella, la única mujer candidata a la Presidencia, cuyas propuestas han carecido de la amplia cobertura mediática dada a los demás abanderados.
“¿Quién lo haría mejor en un debate presidencial? ¿Quién humillaría a Piñera hasta el hipo? ¿Cuál de los candidatitos de izquierda dejaría callado a todos sus rivales? ¿Alguno de ellos podría superarme en esas lides? Ya me hartaron, digamos las cosas como son. Si buscan un cupo parlamentario, que no sea a costa nuestra”, ha sentenciado Jiles en esta intervención que termine o no con su nombre en la papeleta del voto, pasará a la historia del movimiento LGBT como la candidatura presidencial “más homosexual” jamás vista.
¿COMO NACIO LA CANDIDATURA?

A continuación reproducimos el discurso con que Jiles anunció a comienzo de año este año su intención de ser candidata, dando a conocer el sello que quisiera dejar en su gobierno.
“¡Eran las tres de la mañana y mi amigo Alex Vojkovic me llevaba de regreso a casa. Habíamos revisado los originales de un libro sobre su vida privada (que causará furor cuando se publique) en una estupenda velada de confidencias, chunchules y risas.
En el trayecto, Alex me hablaba algo sobre la supervisión de un túnel y yo estaba tan arrobada por ese tema que solo sentí un golpe seco en mi puerta, un ruido gigantesco, vueltas y más vueltas que no paraban nunca mientras el taco de la bota se me enterró, mi cuello enroscado sobre sí mismo se demoraba más en girar que el resto de la escena, el globo del airbag me raspó la pera y se desinfló ¡pruuuu! cuando vi venir un poste que me golpearía de lleno en la cara.
Todo se detuvo a cinco centímetros de mi muerte.
No recuerdo bien como salí de la camioneta. En la vereda, unos transeúntes me revisaban el cráneo y la espalda, mientras veía al Alex de pié hablando por teléfono entre vidrios y fierros rotos. Había gente que corría hacia el lugar y que se asomaba de los edificios. Sé que no estaba aturdida porque pensé gritarle al Alex “¡¡¡¡éstas si que son citas inolvidables pu’ machucao!!!!” pero me salió un hilito de voz que no escuchó nadie.
Puede ser por el golpe en la cabeza, no sé, el asunto es que allí botada en la calle en medio del despelote se me hizo la luz: postularé a la presidencia de la república.
Ya se presentó Marquito, el payaso que faltaba, así que es mi momento, aportemos un broche de oro a esta sátira. Frente al chiste de las candidaturas que nos imponen, contemos uno mejor, aún más hilarante: yo también soy candidata, señores, y no saben la chichita con que se están curando.
Así vamos terminando con la impronta masculinoide y patética del panorama político. No porque Bachelet lo haya hecho como el orto, todas las mujeres estamos castigadas. Porque ser mujer no consiste sólo en tener vagina. Es un poco más complejo.
Desafío a los sujetos en competencia a probar en qué item me superan. Vamos viendo: soy harto más atractiva, inteligente, aguerrida, entretenida, jugada, distinguida y novedosa que Frei, Gómez, Tellier, Navarro, Hirsh y Arrate.
Me atrevo a decir que soy mejor candidata que el triste conjunto de todos los anteriores. Si hay dudas, hagamos un experimento muy sencillo: preguntemos en las poblaciones, en las calles, en los puertos y en los prostíbulos de Chile& ¿a quién prefieren como candidato a la presidencia? ¿a un señor de pelo blanco y ternos de lino o a pamela jiles?, ¿a un desconocido dirigente del Partido Comunista, gordito y falto de carisma, o a pamela jiles?, ¿a un chiquitín ansioso que es senador de la Concertación o a la pamela jiles?, ¿a “más de lo mismo Frei” o a pamelita?, (me salto a Gómez por razones obvias), ¿a Marquito de Doggenweiller- Ominami o a Pamela Jiles?. ¿A quién habría apoyado Miguel Enríquez, al candidato de Rodrigo Danús o a esta humilde servidora?, ¿al asesor del peruano Alejandro Toledo o a Pamela Jiles?
Si son tan choros, confrontémonos ante el electorado: ¿quién tienta más al votante anónimo: Eduardo Frei Ruiz Tagle o este pechito?. Si realmente existe voluntad de buscar a nuestro “mejor hombre” para encarnar las demandas de los excluidos, aquí estoy yo, que jamás apoyé a la Concertación, que no me renové en Chantilly, que no pacté con el neoliberalismo, que no observé la lucha antidictatorial desde un cómodo exilio, que no negocio cartillas parlamentarias entre cuatro paredes.
¿Quién lo haría mejor en un debate presidencial? ¿Quién humillaría a Piñera hasta el hipo? ¿Cuál de los candidatitos de izquierda dejaría callado a todos sus rivales? ¿Alguno de ellos podría superarme en esas lides?
Ya me hartaron, digamos las cosas como son. Si buscan un cupo parlamentario, que no sea a costa nuestra.
Terminemos con el tonito civilizado y convencional que me tiene hasta el tuétano. Me cansé de estar cautiva y votar por el mal menor. Me agoté de la incapacidad de las elites partidarias de este lado de la fuerza. No voy a seguir pavimentando el camino de los Escalonas, los Girardis, los Latorres y los Correas. No avalo con mi voto ni un robo más, ni una frescura más, ni un caraderajismo más.
En mi gobierno ningún poderoso se sacará un parte llamando a la subsecretaria de Carabineros, no enviaré a mis ex -amantes de agregados de prensa en las mejores plazas diplomáticas, no agradeceré con fondos públicos los servicios íntimos prestados, no instalaré en las jefaturas de los partidos a individuos que no han trabajado ni un solo día en treinta años, no enchufaré a mi hijo mayor en un cargo bien remunerado de la Cancillería ni mandaré a dejar la colación escolar de mi hija menor -un sandwish de jamón y palta- en las diligentes manos de un chofer fiscal, en mi vehículo estatal.
Durante mi mandato, no me tenderé un mes de guata al sol en Caburgua ni en otro balneario de elite. Tampoco nombraré como burócrata de turno a personajes que falsifican su currículum para darse aires doctorales, no usaré trajes sastre talla 52 (me mantengo estilizada por amor a mi pueblo), no permitiré que mis subordinados comercien con autos de lujo en Buenos Aires, ni menos que instalen un fax en el living de su casa y cobren varios cientos de millones de pesos por asesorar a Codelco en materias prescindibles.
Por ningún motivo nombraré en la cartera de educación a alguien que haya obtenido sólo 500 puntos en la prueba de aptitud académica y que carezca de méritos intelectuales.
Haré menos gárgaras con la transparencia y la probidad pública pero me aseguraré de que no existan funcionarios gubernamentales amigos del dinero ajeno, y si descubro a alguno& tendremos que cortarle las manos en la Plaza de Armas.
En mi gobierno nadie donará a las hijas de sus amigos una “comisión de servicio” de diez millones de pesos para que se vayan de tapas a Madrid. Mi hijo no ganará una jugosa beca de post grado en Cambridge -a pesar de tener calificaciones deplorables- y por ningún motivo lo nombraré vocero de gobierno para que inicie desde la cumbre su carrera política.
Ninguna esposa de ministro será lectora de noticias en el canal público. Tolerancia cero al tráfico de influencias. Mi cuñado no se llevará a su casa dinero suficiente para fundar diez empresas de ferrocarriles y mi yerno no entrará con millonarias ganancias en el negocio de los jarrones estatales.
Durante mi gobierno, mis parientes y compadres no serán seleccionados para los tres mil pitutos de mi directa designación en palacio bajo circunstancia alguna. Le daré tratamiento shiíta a los partidarios de la constitución del tirano. No haré comunicados oficiales cuando le operen a mi hija una uña encarnada. Los senadores y diputados deberán tener asistencia completa en ambas cámaras y cumplir sus labores con tanto esmero como el que exhiben en sus carteleos con la prensa. Castigaré con las penas del infierno a los responsables del asesinato de cisnes de cuello negro y de perritos guachos.
Mi estatura de estadista es obvia y mi credo gubernamental está sobre la mesa:
Creo en el socialismo, como Salvador Allende.
Creo en la lucha de clases, como el trabajador forestal Rodrigo Cisternas Fernández, muerto a tiros y en cámara por carabineros en el frontis de Celulosa Arauco y onstitución, Celco.
Creo en la fuerza del proletariado organizado, como Alberto Hurtado (pero no en el sketch que protagoniza Arturo Martínez de manera vitalicia).
Creo en los movimientos reivindicativos, como la dirigente de la revolución pingüina, María Jesús Sanhueza.
Creo en la nacionalización de los medios de producción, como Radomiro Tomic.
Rechazo la concentración de la riqueza, como Jorge Hourton y el cardenal Silva Henríquez.
Resisto la prepotencia del imperio (por muy encantador que sea Obama), como Leftaró y Janequeo.
Impugno al ejército policial que levanta las armas contra su pueblo, como el comandante José Miguel.
Denuncio la explotación de la mano de obra asalariada, como el obispo Goic.
Combato la opresión de los débiles por parte de los poderosos, como María Música Sepúlveda.
Abomino de la dominación cultural e ideológica del dinero, como Clotario Blest.
Repudio la destrucción del medio ambiente en nombre de la rentabilidad, como Violeta Parra.
La belleza importa, compañeros. Haré un gobierno más estético de los que hemos tenido hasta ahora por la simple vía de nombrar mujeres espléndidas en el gabinete (que las tenemos por centenares), hacer bajar la panza a los subsecretarios, sugerirles que se pongan las muelas que les faltan, desterrar los vestidos con cuellito bebe, los ternos pungas, los botones gigantes, los peinados con laca y los zapatos reina.
Capearemos la crisis con un tratamiento de shock: nacionalización del cobre, impuesto del treinta por ciento a la riqueza y transferencia del financiamiento de las Fuerzas Armadas hacia la educación pública.
Se trata de una candidatura sin plata, sin padrinos, sin publicidad, sin manos negras, sin santos en la corte, sin negociaciones de la cartilla parlamentaria, sin pactos por omisión, sin primarias, sin comando, sin besos a las guaguas y sin destino.
Necesito una consigna simple y clara. Se aceptan sugerencias. El que sea valiente, que me siga”
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