En octubre próximo se estrenará en el auditorio de la Telefónica “El animal que todos llevamos dentro”, obra que trata en forma entretenida, reflexiva y realista la homosexualidad y la fuerza represiva de la familia, la religión, la amistad y la televisión.

Cirilo y Prudencio son dos escritores que cada noche se disfrazan de bomberos y se juntan a tomar café para competir sobre conocimientos literarios. Quien pierde debe pagar la cuenta.
Las tertulias cambian completamente de rumbo cuando Prudencio confiesa a su amigo que es homosexual y Cirilo empapa sus conductas y discursos con ironía y críticas respecto a la “nueva” orientación sexual de su compañero.
Con una variada y ágil música de fondo, ambos personajes se entregarán al baile para representar a una “familia represiva” a una “televisión idiota” a un “un predicador corrupto” y por supuesto a una “loca desatada” que baila al son de Moulin Rouge!
La “loca” irá, sin embargo, paulatinamente desapareciendo de escena, para dar espacio a la verdadera identidad de Prudencio, la cual en nada se relaciona con los estereotipos clásicos asociados a las personas homosexuales.
El carácter realista propinado a la orientación homosexual es además potenciado y garantizado con la experiencia vivida por los protagonistas en otras obras que han incluido la temática gay.
Así es como Max Meriño (Prudencio), actor de la Universidad de Chile, representó tiempo atrás a un peluquero homosexual en la obra “Jubileo o el Cincuentenario”, de Georg Tabori y dirigida por la alemana María Schüller.
“Esa obra, ambientada en la Alemania nazi, es bastante peculiar, pues el peluquero era nazi y odiaba a los negros, los gitanos u otras minorías hasta que se da cuenta que también podía caer en los campos de concentración”, recuerda Meriño.
Ramón Gonzáles (Cirilo), formado en la Universidad Católica y en la Escuela Nacional de Arte Dramático de Argentina, ha actuado, en tanto, en diversas obras dirigidas por Andrés Pérez, siendo una de esas “La Huida”.
“NI MARGINALIDAD, NI PECADO”
En “El animal que todos llevamos dentro” , de Arcadio García Sánchez y dirigida por Horacio Ladrón de Guevara, la irreverencia y la ironía son la “reina madre” que involucra al público en un camino de risas y replanteamientos.
“La obra permite al público reflexionar sobre temas profundos, pero siempre riéndose y pasándola bien, lo cual ha sido muy agradecido por las personas que ya la han visto”, comenta Meriño.
Destaca que a diferencia de otras obras “en esta la homosexualidad no es abordada desde la marginalidad, la caricatura, la prostitución, el submundo o el pecado. Por el contrario es la historia de dos amigos escritores, uno de ellos homosexual, que están absolutamente insertos en la sociedad”.
El dinamismo de la obra es tan potente que involucra al público en cada unas de escenas, en especial cuando Cirilo parodia a un “religioso” que demanda dinero a sus “fieles” (el público) para comprar un terno a Jesús. Sí, leyó bien, un terno.
¡Cómo es posible que en más de dos mil años nadie haya hecho nada para enmendar la desnudez de nuestro señor. El iba a un calvario, no a un sauna” critica el religioso para argumentar la urgencia de salvar esa injusticia mediante la caridad de sus “fieles”
Meriño explica que el objetivo de esas y otras representaciones (como el de una mujer multi orgásmica, un padre autoritario o una hermana superficial), sólo buscan “bajar a la familia y la religión del pedestal en el cual se ubican y hacer a esas instituciones, en especial a través de la risa, algo propio . Lo bonito es que las personas no se escandalizan con esos temas, pues entienden el fondo y los códigos de la obra”
El título de la obra implica, en ese sentido, que ” la religión, la moral, la familia y la amistad son jaulas sociales, culturales y humanas que pueden ser reducidas a su más mínima expresión por nuestro propio instinto, nuestro aspecto más puro y reprimido, nuestra esencia animal “, señalan los autores.
“El animal que todos llevamos dentro”, cuya marcha blanca en diversos escenarios ha sido completamente exitosa, será puesta en escena en el auditorio de la Telefónica (Providencia 111), el viernes 25 de octubre a las 21:00 horas y el jueves 31 de octubre a las 20:00 horas.