El amor homosexual en animaciones japonesas

Sailor Urano, Sailor Neptuno, Ranma, Lady Oscar, Yukito y Touya, son parte del amor homosexual reflejado en algunas caricaturas japonesas, muchas de esas ya vistas por los niños chilenos.

Por Muranosuke

Uno de los elementos que llama la atención de las caricaturas japonesas es el tratamiento otorgado a la sexualidad de sus personajes. Frente a los estéticos y asombrosamente puros “monitos” Disney, la imaginería nipona es la vanguardia absoluta, toda vez que entrega clásicos y asombrosamente eróticos modelos en papel y tinta.

Saylor Moon

Entre los personajes homosexuales, eróticos o ambiguos de las series animadas niponas, criticadas por tarados que las acusan de degeneradas, se encuentran Sailor Urano y Sailor Neptuno, dos defensoras de la paz y la justicia en la saga de Sailor Moon (un éxito en Chile y cuyo público objetivo eran niñitas japonesas de 12 años) y que se profesan un amor único, romántico e inseparable.

Ranma, alias Ranko, es por su parte un chico que por una desgracia se transforma en mujer al contacto con el agua fría, mientras Lady Oscar, capitán de la Guardia Imperial de María Antonieta, Reina de Francia, es educada como un hombre ante la frustración de su padre, quien deseaba ante todo un varón.

Un ejemplo que resulta simplemente increíble es el de Sakura Card Captor, magistral serie nacida del grupo Clamp, todas mujeres, todas niponas, y gestoras de otras grandes series como Los Justicieros, donde también existen variadas alusiones a la sexualidad de sus protagonistas. ¿Qué hace de Sakura un caso único? Ella es una niña de 12 años, residente en Tokio, cuyos superpoderes mágicos son celebrados por su amiga Tomoyo, quien tiene una fijación por grabar a Sakura en video todo el tiempo (¡?).

Sakura, claro está, nunca se hace mayores problemas por el asunto, mira con ternura el amor profesado por su amiga y sólo tiene ojos para Yukito, un chico de 15 años, y compañero de curso de Touya. La sorpresa radica en que Touya es el novio de Yukito y lo defiende con la misma intensidad con la cual cuida a su hermanita menor.

Por cosas del destino Sakura termina enamorándose de Azoran, un joven proveniente de China, mientras Yukito y Touya reconocen su amor. ¿Y Tomoyo? Simple, se queda para vestir santos.

Ese tipo de aportes de la animación nipona, que son éxito de ventas, refleja simplemente la propuesta multicultural de otros lugares del mundo donde puede observarse, sino con aprobación, al menos con tolerancia, las libertades consideradas válidas por los seres humanos en la búsqueda de su propia identidad.