Megavisión, ahora Mega, es el ejemplo extremista de los contenidos “burdos” e “inmorales” que rigen en varios canales de la pantalla chica.
Su objetivo desmovilizador de las protestas estudiantiles, a través de grotescos programas juveniles donde uno de sus “conductores estrella” afirma que los alumnos sólo deben estar preocupados de las cátedras, su continua manipulación en el ámbito político, su marcado sensacionalismo en temas sociales y su oda mercantilista al espectáculo de los bellos y desnudos cuerpos, transforman al canal de Ricardo Claro en una de las expresiones comunicacionales más paradojales y dañinas para la sodidificación democrática, pluralista y respetuosa de nuestra sociedad.
Igual de graves, pero poco conocidas, son también las continuas especulaciones, jamás aclaradas, sobre la probable ingerencia de los tentáculos de Claro en otros medios de comunicación, en especial a lo referido a noticias sobre los derechos humanos.
Claro, quien vomita discursos de “moralidad” sobre temas valóricos y culturales cada vez que puede, ha expuesto en su pantalla las más variadas realidades sociales basado en principios economicistas que dejan al margen tratamientos responsables y críticos de la realidad local.
Corría 1997 y la recién creada Area Dramática de Megavisión puso todas sus esperanzas en Rossabella, teleserie con la cual la estación privada entró en pelea de los “perros grandes”.
Sin mayores complicaciones, la teleserie del canal de Vicuña Mackenna se convirtió en una verdadera apología a los desfiles de ropa interior y a las relaciones de un hombre mujeriego que no tenía ningún empacho en conquistar a la dueña y a sus empleadas. Curiosamente, fue ese mismo canal el que se opuso a transmitir en 1997 la cuarta campaña del gobierno para prevenir el contagio del Sida.
Sin ir más lejos, el fenómeno de rating de Mega se llama Amigas y Rivales, teleserie mexicana que de la “moralidad” promovida por Claro nada tiene: un hombre mayor se enamora de la mejor amiga de su hija, mientras otro personaje quiere destruir a su familia, una mujer viviendo con VIH busca novias a su marido y una de las protagonistas es alcohólica y drogadicta.
La exitosa serie de televisión Dawson`s Creek ha sido, en tanto, víctima de las tijeras, en especial a lo referido a la historia de Jack MacPhee, personaje homosexual del cual poco o nada se sabe en las pantallas del Mega.
El panorama es más dramático en los noticieros o en los “programas periodísticos”, donde la truculencia en torno a los temas emergentes, como el divorcio, la pena de muerte o la homosexualidad, es completamente discriminatoria y absolutista en términos valóricos y culturales.
Mega es en definitiva un canal que violenta en forma continua los derechos humanos de los chilenos de una manera audaz, pues disfraza de espectáculo los mensajes y objetivos de su Dios, Ricardo Claro.